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Juan Carlos Díaz Granados: Una lección de vida

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Hoy los celebro. Bravo, abuelitos y bisabuelitos. Nos recordaron lo esencial: que nunca es tarde para dar el ejemplo

El domingo 13 de abril regresábamos de un viaje familiar. Veníamos contra el reloj, preocupados por llegar a tiempo a votar. Además, cada uno sufragaba en un lugar distinto.

Al ingresar apurado al recinto electoral vi a una señora mayor algo desorientada. Buscaba su junta. La ayudé. Resultó que votábamos en la misma.

Ya en la fila, nos alcanzó otro adulto mayor. Venía con un familiar joven. Se conocían con la señora. A él lo saludaban varias personas. Tenía ese aire de quien fue un hombre de reconocida probidad, pero llevaba tiempo sin dejarse ver. Ella le preguntó cómo estaba y él contó que se había caído días antes y que no se sentía bien. No hablaron de política. Fue una conversación breve, amable, entre personas que estaban usando sus últimas fuerzas para cumplir con un deber cívico. Era evidente: estaban ahí por algo más grande: el país.

Pudieron quedarse en casa. Tenían derecho. Pero eligieron lo contrario. Decidieron no ser testigos, sino protagonistas. Ejercieron su voto facultativo con convicción. Al salir pensé que había sido una coincidencia. Pero en las redes sociales vi que no: miles de adultos mayores habían hecho lo mismo. Percibieron el peligro y decidieron actuar.

Desde esta columna lo repito: debemos valorar a quienes han vivido, luchado y aportado. A quienes entienden lo que está en juego porque ya lo han visto antes. Esta sociedad les ha fallado durante demasiado tiempo: sin infraestructura adecuada, sin pensiones justas ni salud pública digna. No basta con admitirlo. Tenemos que actuar en reciprocidad. Trabajar desde ya -como ciudadanos, como instituciones, como país- para transformar esa realidad. Con suerte, todos llegaremos a esa edad. Y depende de nosotros que vivirla sea motivo de gratitud, no de abandono.

Hoy los celebro. Bravo, abuelitos y bisabuelitos. Nos recordaron lo esencial: que nunca es tarde para dar el ejemplo.

Gracias por recordarnos lo que significa el compromiso para construir un mejor país. Y que las mejores lecciones, casi siempre, vienen de quienes ya vivieron para enseñarlas.