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Juan Carlos Díaz Granados | Libre mercado energético

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La situación actual de Ecuador exige un cambio urgente

Ecuador se enfrenta a una crisis energética alarmante, impulsada por un modelo estatista que ha demostrado ser ineficaz. Las decisiones de ciertos intereses han llevado al país a un déficit de energía eléctrica, dejando a la población en la incertidumbre y con cortes de energía frecuentes.

En contraste, países como Perú y Colombia han desarrollado modelos energéticos exitosos, basados en la integración de la inversión privada y la diversificación de fuentes, lo que les ha permitido mantener la estabilidad en su suministro energético.

La situación actual de Ecuador exige un cambio urgente. La falta de inversión privada en la generación, transmisión, distribución y comercialización de energía ha sido un obstáculo crítico.

Las concesiones, que han funcionado eficazmente en sectores como puertos, telecomunicaciones y ciertos aeropuertos, deben ser implementadas en el ámbito energético. Estas permitirían atraer capital privado, modernizar infraestructuras y, sobre todo, fomentar la competencia en el mercado.

Para lograr una transición hacia un modelo energético sostenible y eficiente, es esencial crear un marco regulatorio claro y transparente que incentive la participación del sector privado. Esto incluye la eliminación de barreras burocráticas y la implementación de incentivos fiscales para proyectos de energías renovables, como la solar y la eólica. Además, es vital promover la capacitación de mano de obra local para asegurar que el crecimiento del sector se traduzca en la creación de nuevos empleos.

No existe energía eléctrica más cara que la que no se tiene. En este contexto, Ecuador debe aprender de las experiencias de sus vecinos y adoptar un enfoque pragmático que valore la inversión privada como motor de desarrollo. Al abrir las puertas a la iniciativa privada y diversificar su matriz energética, Ecuador no solo podrá garantizar la seguridad energética de sus ciudadanos, sino también contribuir a un futuro más sostenible y próspero.

La urgencia de actuar es clara, y la oportunidad de corregir los errores del pasado está a la vista.