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Juan Carlos Holguín | Mientras menos agua, más sed... de venganza

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Y mientras nosotros hacíamos lo posible por traer a todos con vida

Cínicos. No les importa la gente o sus problemas de fondo. Lo que alguna vez soñaron, esa supuesta reinvidicación social, una posible “revolución”, o un gobierno para los más necesitados, se convirtió en un afán por volver al poder a cualquier costo.

Con millones de dólares fruto de la corrupción en cuentas de sus expublicistas, de sus exministros o lobbistas, o en las fundaciones o tanques de pensamiento de sus supuestos ‘compañeros’ ideológicos, que hoy se esconden en sus propios países hasta por acoso sexual, como en el caso sus amigos de Podemos, tratan de mantener su proyecto local con el sueño de volver.

Cuando Putin atacó Ucrania empezó una pesadilla para quienes ahí residían. Sobre todo para quienes habían emigrado a ese país que ofrecía varias oportunidades. En el caso de los ecuatorianos, que de forma impensable eran la mayor comunidad de latinoamericanos allí, muchos jóvenes habían viajado por la falta de cupos universitarios en Ecuador, con la ilusión de estudiar lo que les gustaba, sobre todo medicina.

Pero otros, la mayoría de esos más de mil cuatrocientos ecuatorianos que estaban en Ucrania el día del ataque, habían caído en redes de negociantes que vendiéndoles la ilusión de un título universitario, les proponían también costearse sus estudios con un trabajo.

Al llegar a Ucrania, la residencia o la universidad no eran las mismas que habían visto en fotos y sus pasaportes eran confiscados. Debían pagar las deudas trabajando en ‘call centers’ en los que operaban junto a ciudadanos rusos, indios, entre otros.

Para rescatarlos de la guerra se debió armar un operativo estratégico en pocas horas. Y mientras nosotros hacíamos lo posible por traer a todos con vida, los partidarios de la autodenominada “Revolución Ciudadana”, especialmente sus asambleístas, lo único que buscaban es que todo falle.

Cada decisión tenía un riesgo grande, pues una mala acción podría determinar que alguien se convierta en un falso positivo de una guerra ajena. Pero el correísmo buscaba un muerto.

Querían que todo fracase. Su ambición de poder para lograr la impunidad no conoce límites. Finalmente, quienes evacuaron de la guerra pudieron abrazarse con sus familias a la llegada de los vuelos humanitarios.

En los últimos años y meses, desde su salida del poder, lo único que han hecho es conspirar e incendiar (literalmente) el país. Son conspiradores, estos sí, a sueldo. Funcionarios elegidos en las urnas o designados, cuya misión es, desde sus escritorios o redes sociales, acechar al gobernante en funciones.

Como menciona el New York Times, la sequía en Sudamérica está deshidratando el Amazonas y ha provocado incendios forestales, cortes de electricidad y racionamiento de agua en varios países del continente. Ellos son felices de que nuestro país sufra estas sequías. No han hecho un ejercicio de honestidad para corregir sus responsabilidades en la crisis.

No se ha visto de ellos, un pedido público de unidad o una propuesta con una mejor solución. Lo único que algunos buscan públicamente es, como sucedió en octubre de 2019 o junio de 2022, que el gobierno salga. Mientras menos agua, mejor para su sed de venganza.