Juan Carlos Holguín | Un amigo fiel de la narcodictadura
Apoyar a una persona limitada intelectualmente como Maduro, le debe costar mucho
Correa ya no sorprende. En los últimos años ha recibido tanto apoyo de la dictadura venezolana, no solamente político sino también económico, que su libertad quedó mermada. Tiene que defender lo impresentable, así no crea en ello.
Es evidente que lo único que sostiene a la dictadura de Maduro es la operación de ciertas estructuras criminales, que además están regadas por la región estratégicamente. Ante la clara derrota electoral de la dictadura el pasado día domingo, se consumó un evidente fraude legitimado con los únicos que podían justificarlo: los miembros del Grupo de Puebla.
Esto tampoco sorprende: la mayoría de sus miembros están vinculados a problemas judiciales en sus países de origen o a grupos que operan dentro de las estructuras criminales. Varios de ellos viven de las arcas de distintos Estados, pero no solo de los suyos propios, sino que ahora como grupo regional, consiguen fondos en distintos países para consultorías, proyectos ‘culturales’ o para fundaciones que supuestamente asesoran a aquellos gobiernos. Son parásitos de una galaxia rosa.
El apoyo de Correa a Maduro es impresentable. Si ser parte del Socialismo del Siglo XXI ya lo era, apoyar a una persona limitada intelectualmente como Maduro, le debe costar mucho. Pero además, el estar obligados a defender a una dictadura porque no tienen la libertad de conciencia o económica para criticar a ese régimen, debe causar mucha impotencia en quienes aún tienen una base ideológica, pero también algo de dignidad.
Parásitos de las dictaduras y de los fondos públicos. Eso es lo que son varios de quienes acompañaron a Correa en su proyecto pro-Maduro. Ver a exfuncionarios del correísmo, a sus abogados particulares, entre otros, como ‘observadores’ invitados por el régimen dictatorial, provoca indignación. Pero también pena, pues todos han sido invitados con dineros del régimen narcodictatorial.
El fraude de Maduro no solo es evidente sino que ha sido burdo. No fue un proceso electoral libre ni justo. El fraude no se dio el domingo sino que se fue configurando durante varios meses. Se descalificó a la candidata ganadora de las primarias de oposición y quien se ha consolidado como la líder del proceso de transición, María Corina Machado. Gracias a la altura y madurez con que ha llevado la oposición el proceso, hubo un candidato fuerte y de cohesión para la oposición.
Se sabía que Maduro no se iría fácilmente: sus nexos con el narcotráfico, el lavado de activos y las economías ilegales han hecho de Venezuela un narcoestado, por lo que le es difícil a la estructura madurista dejar el poder. Pero la comunidad internacional, en su mayoría, ha reaccionado muy bien en las últimas horas, cuestionando la transparencia de los datos y ejerciendo una presión a favor de la libertad y la decencia. Excepto el Grupo de Puebla y otros dictadores globales.
Bien ha hecho el gobierno ecuatoriano, a través de la Cancillería, al mantener a nuestro país en el lado correcto de la historia. Alejarse de las dictaduras y de los gobiernos con vinculaciones a las economías ilegales dará mayor enfoque a la lucha contra las fuerzas políticas que, con el apoyo del dictador Maduro, intentan desestabilizar el país.