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Juan Carlos Holguín: El ataque de Rusia a Ucrania y al mundo

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...incluso países como Ecuador fueron afectados. Después de la pandemia nadie imaginó el dolor de una guerra que ha causado un daño irreparable.

El 24 de febrero de 2022 el presidente ruso Vladimir Putin comunicó el inicio de una operación militar especial en contra de Ucrania, con el objetivo de “desmilitarizar y desnazificar” ese país y dispuso un ataque por tres frentes: al norte por la frontera de Bielorrusia; al este a través del Donbás; y al sur desde Crimea.

En aquel momento algunos analistas aseguraron que el conflicto duraría poco, pues Europa, con el apoyo de Occidente, lograría detener a Rusia.

Tras dos años no llega la anhelada paz y las pocas cifras reales son espeluznantes. Según Naciones Unidas más de 8 millones de refugiados salieron de Ucrania desde 2022, mientras que el presidente Zelenski aseguró hace pocos días que más de 31.000 soldados ucranianos perdieron su vida desde el inicio de la invasión rusa.

Pocos días después de asumir como canciller del Ecuador, con los vientos de guerra ya soplando por el mundo, consulté al equipo de movilidad humana cuántos ecuatorianos residían en Ucrania. La cifra inicial entregada fue de 50 ciudadanos, principalmente estudiantes. Luego de un primer censo para preparar el plan de contingencia, la cifra subió a 400 y el día del conflicto se identificó a más de 700 ecuatorianos.

Para rescatarlos de la guerra me comuniqué con varios colegas de la región, de países más grandes, pensando que la cifra de sus ciudadanos en zona de conflicto sería mayor y podríamos aprovechar sus planes de evacuación. Lo cierto es que Ecuador era el país latinoamericano con más ciudadanos en Ucrania, en su mayoría estudiantes que habían salido desde 2018.

El fenómeno de la presencia de estudiantes ecuatorianos en Ucrania tenía algunas variables. Principalmente se trataba de la búsqueda de una opción más económica para estudiar, toda vez que el sistema de educación superior de nuestro país había cerrado las puertas a muchos chicos. No habían cupos en universidades públicas o no habían las carreras que muchos querían seguir. Por tanto, estudiar en Ucrania era menos costoso que conseguir un cupo en una universidad privada del Ecuador.

El día del ataque, más de 300 estudiantes no tenían su pasaporte en sus manos. Los mismos eran solicitados por agencias intermediarias como garantía para que se pague por sus servicios de llevarlos hasta Ucrania, acceder a universidades y a una residencia en ese país. Se montó entonces un centro de operación en Quito, que emitió pasaportes digitales de emergencia, gracias a un trabajo previo iniciado por el canciller José Valencia durante la pandemia.

El ataque de Rusia a Ucrania fue un ataque al mundo, en el que incluso países como Ecuador fueron afectados. Después de la pandemia nadie imaginó el dolor de una guerra que ha causado un daño irreparable.

Durante el fin de semana, casi ocho días después de su muerte, el cuerpo del opositor ruso Alexei Navalni fue entregado a su madre. Su extraño fallecimiento en una penitenciaría rusa se suma a una lista de varias personas que han perdido su vida en raras circunstancias, por el hecho de ser opositores al poder.

El Kremlin sigue apostando por alargar un conflicto que tiene costos invaluables para el mundo. Solo un sistema autoritario puede insistir en una acción que no tuvo éxito.