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Juan Carlos Holguín: La copa de Ticán

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Ticán aguantó las tormentas con prudencia, paciencia y con la esperanza de cumplir su objetivo

Eran las cuatro de la madrugada del sábado 20 de abril de 2002. Miles de personas salieron al Rosario de la Aurora de la Virgen Dolorosa por las calles del centro histórico de Quito. Varios feligreses rezaban desde hace días por la vida de Esteban Paz, a quien las FARC habían secuestrado unos meses antes, después de haber ido a retirar a un jugador de Liga del aeropuerto.

Un día más tarde, un país conmovido testificaba su aparición sorpresiva en el Estadio Casa Blanca, junto a su padre, durante el partido Liga-Barcelona. Esteban había sido liberado horas antes con vida. Imágenes que muy pocos recuerdan y que hoy cobran actualidad por la trágica coyuntura que vive nuestro país por los problemas de seguridad.

Unos meses después, Esteban presentó junto a Milagros Aguirre su libro titulado El secuestro de Ticán, apodo que usaba su familia y que fue una de las claves utilizadas en la negociación con los secuestradores. El libro termina con un anécdota impactante: antes de liberarlo, algunos de sus secuestradores le pidieron que les mande unas camisetas de Liga que debían ser retiradas en Tulcán. Nadie fue por ellas.

Este es un homenaje a Esteban y su vida. También al padre de Ticán, que desde el cielo movió un poco el viento en el penal con el que Fortaleza pudo quedar campeón. No hay cómo comprender lo que significa Liga sin la familia Paz. Y tampoco hay cómo entender la vida de Esteban sin comprender lo que significa Liga para él.

Tuve el privilegio de conocerlo cuando yo aún estaba en el colegio. Trabajé con él desde mis 18 años y me asombraba que a pesar de lo que apenas había vivido, siempre tenía una sonrisa, una actitud positiva y un sueño: que Liga llegue a lo más alto del fútbol. Su pasión por Liga era indescriptible y solo la comprendí después de leer su libro.

“Oh, Esteban volverá. Volverá, volverá, Esteban volverá”, cantaba la hinchada de Liga mientras él estaba secuestrado. Volvió y junto a su padre llevaron a Liga a ser el primer equipo ecuatoriano en ganar una Copa Libertadores. Tras el fallecimiento de ‘Don Rodrigo’, muchos lo criticaron, lo insultaron y pidieron su salida. Pero Ticán aguantó las tormentas con prudencia, paciencia y con la esperanza de cumplir su objetivo: seguir poniendo a Liga en lo más alto del fútbol sudamericano.

El sábado anterior Liga ganó su segunda Copa Sudamericana y su quinta estrella internacional. Las lágrimas de Esteban conmovieron a todos. No era solamente un triunfo deportivo, era el triunfo de un proyecto. “Mi padre sigue aquí presente. No está físicamente, pero él es la persona que nos marcó el camino. Nos obligó a soñar y soñar en grande para tratar siempre de cumplir ese sueño”, había dicho horas antes del partido en Uruguay.

Este es el triunfo de los jugadores, del cuerpo técnico, de la hinchada, y de una dirigencia que ha sabido liderar el proyecto. Pero sobre todo, es la copa de Ticán. Cuando se comprende que el fútbol es más que los 90 minutos o un título, siempre hay resultados. Cuando ese equipo se convirtió en un símbolo de libertad y de esperanza desde un encierro, se comprende el amor eterno por Liga y también el legado de su padre. Gracias Ticán. Gracias Esteban por tus enseñanzas.