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Juan Carlos Holguín | Hurtado y Duque: dos expresidentes ejemplares

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Los hombres rectos tienen alta capacidad de ser humildes

Dos expresidentes latinoamericanos fueron tendencia en los últimos días en los medios del Ecuador por la claridad de sus ideas respecto a la coyuntura regional y en especial a los sucesos que vive nuestro país.

Hace unos días, en la cadena Ecuavisa, el expresidente Osvaldo Hurtado dijo que “tenemos en la política de nuestro país, a un delincuente, prontuariado y prófugo, que quiere que le declaren inocente, y para eso tiene 30 o 50 legisladores”, refiriéndose sin tibiezas sobre Rafael Correa.

“¿Cómo tienes un acuerdo con un delincuente?”, se preguntaba Hurtado, si “acuerdos hay entre personas democráticas, que cumplen la ley, que respetan la Constitución, que son honorables, que son honestas y que son patriotas”.

El expresidente Hurtado es de aquellos referentes que las democracias valoran. La historia suele reconocer a estos personajes cuando ya no están. Pero su actitud como demócrata decente y promotor de ideas claras, junto a otros como Durán Ballén, Galo Plaza, Yerovi, lo revisten de ejemplaridad.

Mientras unos se acostumbran a las parafernalias de sus círculos de seguridad o a la vanidad de los lujos, recuerdo haber visto al expresidente Hurtado una tarde en 2021, con una gorra en mano, tomando un taxi en una esquina del barrio La Mariscal. Me detuve y le consulté si podía llevarlo. Fuimos conversando hasta su casa. Estaba feliz porque había ganado la democracia contra el autoritarismo. Una lección de humildad.

A pesar de ya haber sido presidente, tomó la decisión en 2002, ante la crisis política, de frentear un proyecto que no tenía mayores esperanzas: volver a construir, sin recursos, un partido humanista para que nuevas generaciones conozcan esas ideas. Terminó con el 1% en la elección, pero fue el germen para que muchos vuelvan a la política. A veces los sacrificios por la democracia van en contra de la vanidad personal. Por eso hoy puede seguir hablando claro en contra de las dictaduras, con las que nunca pactó, mientras otros pensaban que sus protagonistas debían estar libres.

La semana pasada en Ecuador, en una entrevista con Diario EXPRESO, el expresidente colombiano Iván Duque mencionó que “permitir que el correísmo regrese sería un gran retroceso para el Ecuador. Sería volver a esos pactos no santos con la criminalidad”.

En su presidencia y fuera de ella, Duque ha sido un luchador contra el ‘Socialismo del siglo XXI’. Durante su mandato lideró una posición global contra Maduro y señaló que esa forma de hacer política de la nueva izquierda tenía a grupos narcoterroristas como brazo armado. Ayudó al gobierno de Moreno, como buen vecino, a luchar contra la narcopolítica.

Expresidentes sin egos, que lucharon contra el síndrome de ‘Hybris’, que Davis Owen utilizó para referirse a los desequilibrios psicológicos que afectan normalmente a gobernantes y exgobernantes, causados por el efecto de enamorarse de sus propios retratos en el poder o de los museos de los autotriunfos.

Los hombres rectos tienen alta capacidad de ser humildes. Estos dos expresidentes tienen además consigo la ventaja de leer y escribir. Intelectuales que con su propio puño no requieren de escritores fantasmas para eternizar sus ideas. Sabiendo ejecutar su rol de expresidentes, dejan una vara alta como estadistas.