Juan Carlos Holguín | Lo ‘incredibol’ es que nos metieron gato por liebre
Los ‘deepfakes’ o profundidades falsas son archivos de video o voz, manipulados mediante un software de inteligencia artificial
El problema no es que se hable bien o mal el inglés. No es que alguien tenga una mejor o peor pronunciación en su segundo o tercer idioma. Lo grave es que durante muchos años, a través de una operación comunicacional trataron de imponer la figura de un líder con cualidades que evidentemente no las tenía.
En junio de 2015, el economista Vicente Albornoz publicó el siguiente mensaje en una red social: “un man creía hablar inglés, pero era pésimo. También creía saber francés y era peor. También creía saber de economía”. Con intuición y con un gran manejo de la ironía, en pocos caracteres Albornoz ponía sobre la mesa, hace ya ocho años, la importancia de analizar a profundidad sobre los perfiles que elegimos.
El mundo de hoy nos demanda más responsabilidad. Y es que el avance de la tecnología nos obliga a estar permanentemente atentos a la hora de elegir no solamente noticias, sino también líderes. La capacidad que tiene la inteligencia artificial para crear imágenes y textos falsos convincentes, crea un mundo en el que la gente ya no puede saber qué es verdad y qué no. Resultados electorales se han manipulado por las noticias falsas.
Hace unos días, algunos medios del mundo publicaron la noticia de la mayor estafa registrada en una corporación de Hong Kong, luego de que la policía de ese país explicara que en una videollamada le ordenaron a un empleado que transfiera 25 millones de dólares a una cuenta bancaria. El empleado había recibido un correo electrónico en el que su superior le pedía conectarse a la videollamada para recibir ciertas instrucciones. Al hacerlo, recibió órdenes en tiempo real por parte de su jefe y otros miembros del equipo.
Lo que este empleado no notó, es que todos en esa llamada eran personajes falsos, creados con inteligencia artificial, excepto él. Es así que el avance de la IA nos lleva a vivir en mundos creados con manipulación absoluta. Los americanos han adoptado el término ‘deepfakes’ para caracterizar este tipo de fenómenos.
Los ‘deepfakes’ o profundidades falsas son archivos de video o voz manipulados mediante un software de inteligencia artificial, de modo que se proyecta autenticidad y realidad. Utilizan los modelos de aprendizaje de la inteligencia artificial, por lo que pueden engañar fácilmente al receptor y, por tanto, se convierten en una gran amenaza para la sociedad actual y para las democracias.
Lo interesante de este fenómeno es que desde hace algunas décadas la política ha generado varias operaciones de manipulación para encausar las preferencias sobre ciertos perfiles o ideas. Al leer notas periodísticas de los años 2005 y 2006, se proyectaba el aparecimiento de un candidato que “dominaba” cuatro idiomas: español, inglés, francés y quichua.
Durante las últimas elecciones en España, Pedro Sánchez puso al electorado a reflexionar sobre la importancia que tiene para un presidente saber inglés, dado que su contendor no lo hablaba. Como lo analizamos hace unas semanas, ante la necesidad de generar empleo y que nuestros jóvenes tengan un futuro asegurado, se debe implementar una política pública de enseñanza de inglés en el Ecuador. Aprovechando la discusión derivada del ‘somsing incredibol’, esta es la oportunidad.