Juan Carlos Holguín | El fin del kirchnerismo y de su estatua en Ecuador
Ha querido posicionar el concepto del ‘lawfare’ para criticar las sentencias judiciales que recibieron tras los casos de corrupción en sus gobiernos
Hace 20 años emergía en Argentina un personaje hasta ese entonces poco conocido, que aprovechó el momento de estallido social causado por la huida en helicóptero de De la Rúa.
Néstor Kirchner era gobernador en su provincia Santa Cruz y había logrado ejecutar un modelo de liderazgo fuerte gracias a las regalías petroleras.
Al bajarse Menem de la carrera electoral del 2003, Kirchner se encontró con la presidencia. Inauguró así una nueva corriente dentro del peronismo argentino: el ‘kirchnerismo’.
A pesar de ser un acaudalado terrateniente, cuya fortuna creció desde su gestión política, una vez llegado al poder empezó a abrazar las causas de la izquierda y profundizó su nexo con Hugo Chávez.
Son varias las similitudes del estilo de liderazgo kirchnerista con el correísta. Más allá de su vinculación común con el denominado Socialismo del Siglo XXI, se trata de dos proyectos con líderes que más bien por estrategia política, al llegar al poder levantaron las banderas del Che Guevara o de los DD. HH. Ambos rodeados de equipos con personajes más adictos al dinero que a las ideas de Simón Bolívar o San Martín. Ambos atacando a la prensa, a la que no pudieron callar.
Tras el fallecimiento de Kirchner, su esposa Cristina Fernández supo navegar en las aguas del clientelismo, del populismo y de la corrupción para ganar algunas elecciones. La última de éstas con un buen movimiento de ajedrez, al inscribir como candidato a la presidencia al ex jefe de gabinete de su esposo, que había sido un fuerte crítico de ella. Así, la unidad del peronismo logró vencer a Macri, que buscaba su reelección en ese momento. Similar estrategia a la que tuvieron en esta elección Javier Milei y Patricia Bullrich, quienes a pesar de sus diferencias unieron sus fuerzas tras la primera vuelta para obtener el triunfo histórico de un modelo liberal en Argentina y lograr así sacar del poder a la nefasta estructura kirchnerista.
¿Por qué ganó Milei? El descontento es muy grande en un país que hace 100 años era una de las primeras economías del mundo y que el kirchnerismo deja hundido en una crisis absoluta y con un récord de pobreza. Pudo más la indignación de la población que el miedo a un Milei desconocido, que además tuvo como contrincante a todo el aparato oficialista, con su ministro de Economía como candidato.
La victoria de Milei acelera el ocaso del kirchnerismo, que al igual que acá, ha querido posicionar el concepto del ‘lawfare’ para criticar las sentencias judiciales que recibieron tras los evidentes casos de corrupción en sus gobiernos. Un kirchnerismo que también tuvo un cuaderno donde se detallaban las coimas. Es que los modelos eran los mismos, pero con distintos actores.
La derrota del kirchnerismo significa también una derrota para el Grupo de Puebla, que se queda sin un socio que cristalice la impunidad de algunos de sus miembros que por ahí paseaban, o un socio que siga financiando su proyecto.
También significa una victoria para el Ecuador democrático, pues se entierra así la absurda idea de quienes querían volver a colocar la estatua de Kirchner en nuestro territorio, que solo simbolizaba el modelo de la corrupción en el poder.
Buen viento para Argentina y la región.