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Juan Carlos Holguín | Que Luisa se vaya a Venezuela

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La crisis migratoria venezolana ha superado algunos fenómenos históricos globales

Mucho se ha hablado en los últimos días sobre los problemas que acarrea tener 17 candidatos presidenciales en un país con menos de 18 millones de habitantes. El llamado Código de la Democracia es un problema y no ha podido ser rectificado de forma estructural.

Como lo dice el analista Mauricio Alarcón, el “mito de que financiando con recursos públicos la pauta en medios de comunicación iba a impedir que las grandes chequeras lleguen al poder”, terminó convirtiéndose en una frase vacía.

Los votos en la actualidad son proporcionales al grado de inversión, especialmente en los medios digitales donde la pauta no está controlada por el Consejo Nacional Electoral. No se juega en una cancha limpia. Y los fondos estatales terminan siendo el negocio entre los “dueños” de los partidos y alguna agencia publicitaria amiga, que cobrará una comisión de los dineros públicos, por pautar cualquier cosa en un medio de confianza.

Enfrentándonos ya a la realidad, de los 17 candidatos hay solo una que ha dicho que el modelo venezolano es exitoso. Aunque tratarán de negarlo en la campaña, hasta los colores de su partido hoy coinciden con los que Nicolás Maduro acaba de presentar como imagen de su dictadura.

Hace pocos días, antes de la elección venezolana, Luisa González, con manifiesta seguridad, dijo que los venezolanos quieren regresar a su país por lo bien que están las cosas allá y, por ende, lo mal que están aquí. Una falacia completa tomando en cuenta lo que el New York Times publicó hace unos días, asegurando que más venezolanos dicen que se irán de su país si Maduro sigue en el poder.

Desde que empezó la dictadura, más de ocho millones de venezolanos tuvieron que salir de su país, causando uno de los fenómenos más graves del mundo. La crisis migratoria venezolana ha superado algunos fenómenos históricos globales y ha sucedido debido a problemas económicos, políticos y sociales. Ecuador es uno de los países que más ciudadanos venezolanos ha recibido.

La propuesta de amnistía migratoria a los hermanos y hermanas venezolanas que cumplan algunos requisitos, anunciada por el actual gobierno nacional, es una medida acertada. Desde el punto de vista de movilidad humana, siendo el Ecuador un país que históricamente ha tenido una vocación migratoria, es la forma en que esperamos que se regule a la migración ordenada y segura en cualquier lugar. Desde el punto de vista político, es un anuncio frontal y firme de apoyo a los ciudadanos venezolanos que siguen luchando contra la dictadura de Maduro.

El apoyo de la autodenominada Revolución Ciudadana a Maduro es impresentable. Estar obligados a defender a una dictadura porque no tienen la libertad de conciencia o económica para criticar a ese régimen, debe causar mucha impotencia en quienes aún tienen una base ideológica, pero también algo de dignidad. En la campaña intentarán alejarse de aquello, pero habrá que recordarles que su líder, Rafael Correa, fue uno de los primeros en felicitar el fraude.

Luisa debería visitar a Maduro. El candidato gobierna como llega y debe transparentar sus alianzas políticas regionales, no vaya a ser que volvamos a tener a la FARC financiando una campaña electoral, esta vez desde Venezuela.