Juan Carlos Holguín: Morales, Fernández, Glas: historias de abuso y acoso
El Grupo de Puebla es el heredero del denominado “Foro de Sao Paulo”
Cada día son más casos y cada vez más escandalosos. Varios miembros del Grupo de Puebla y lo que en su momento se denominó el “Socialismo del Siglo XXI”, están envueltos en sucesos horrendos que incluyen el posible abuso a menores de edad y violencia de género.
El Grupo de Puebla es el heredero del denominado “Foro de Sao Paulo”, y detrás de una fachada progresista, atentan sistemáticamente contra la democracia en América Latina y escudan su corrupción en conceptos como el “lawfare”.
Pero ahora la tienen un poco más complicada: hace pocas semanas, el ex presidente boliviano, Evo Morales, fue acusado en su propio país de haber tenido un hijo con una adolescente de 15 años en 2017.
A esto se suma el inicio de una investigación en Argentina en su contra por denuncias de que durante su instancia en ese país, luego de que el ex mandatario argentino Alberto Fernández le concediese un asilo, convivió con cuatro menores de edad.
Lo de Alberto Fernández no solo era complicidad. Al mismo tiempo que permitió que Morales viva como rey en Argentina, hoy se conoce que él mismo agredía física y sicológicamente a su esposa, mientras mantenía una serie de relaciones extramaritales dentro de la residencia presidencial de Olivos y en la Casa Rosada. Es impensable que un Jefe de Estado no haya tenido información de lo que sucedía con Morales en Argentina, pero sus propios actos le impedían denunciarlo. Rabo de paja, lo llaman.
Al otro lado del océano, un gran amigo del Grupo de Puebla y asiduo visitante del ex mandatario Rafael Correa, también acosaba y violentaba por los mismos años a un sinnúmero de mujeres. Se trata de Íñigo Errejón, cofundador de Podemos y de la Fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales, que cobró cientos de miles de dólares al gobierno correísta. Errejón dimitió hace unos días tras admitir que eran ciertos los testimonios anónimos que le acusaban de violencia machista.
Hace pocos meses en nuestro país, donde un escándalo tapa a otro, lo que parecía más bien un chisme de redes sociales respecto de una triangulación amorosa, fue un gran símbolo del modo de operación del correismo. Se trataba de un audio en el que acosan a una mujer, la amenazan y además dañan su reputación. En el que su personaje central fue Jorge Glas.
Se evidenció cómo opera la estructura: amenazas por parte de grupos delictivos al ex esposo de la denunciante; llamadas de miembros del partido para pedir que se deje de lado las denuncias (Esther Cuesta y Paola Cabezas presionaban a la víctima); malversación de recursos públicos con fines de defender el proyecto (la denunciante estaba en rol de la Prefectura de Pichincha, pero no trabajaba allí); el mensaje del líder de la estructura para amenazar y crear insidia (Correa le dice a la actual pareja de la denunciante, que ella se acostaba con otra persona mientras estaba con él). Repugnante.
El caso de intimidación y acoso a una mujer por parte de Glas ha quedado en un cajón. Pero lo que está pasando con Morales, Fernández o Errejón, debe generar una alerta. Tres ejemplos que simbolizan cómo actúa el Grupo de Puebla. La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, quien asegura que es “tiempo de mujeres”, tendrá que dar una opinión sobre todos los casos. De Luisa, no esperamos mucho.