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Juan Carlos Holguín: De “mover montañas” a operar con prófugos

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Cómplices de la mafia, cómplices de los prófugos. Nos tienen acostumbrados a estos hechos

No cabe duda: la autodenominada ‘Revolución Ciudadana’ es el brazo político de los grupos que operan en la ilegalidad en el país. Lo sucedido el día de ayer en la Comisión de Fiscalización de la Asamblea Nacional, presidida por Pamela Aguirre, durante la comparecencia de la fiscal general del Estado, Diana Salazar, confirma que el correísmo opera a favor de las estructuras delincuenciales y no de la sociedad.

Y es que en su afán de atacar a la fiscal general, Diana Salazar, dejan claro a la opinión pública que no tienen escrúpulos. Y que defender su ‘proyecto’ es más importante que salvaguardar las pocas formas y respeto que les quedaban.

Quisieron boicotear nuevamente los procesos de investigación en contra de su estructura, convocando a la fiscal general a la misma hora en que debía presentarse en la audiencia preparatoria del caso Metástasis, que salpica a varios colegas políticos del partido liderado desde Bélgica. ¡Pareciera que no tienen vergüenza!

Pero es que en efecto, no la tienen. Como dijo el jurista Ramiro García, lo que no pudieron hacer los sicarios, es decir, matar a la fiscal general del Estado, como ha quedado demostrado en las investigaciones del asesinato de Fernando Villavicencio, lo pretenden hacer los operadores políticos de las estructuras criminales.

Y en un acto canalla, la presidenta de la Comisión de Fiscalización, en medio de la comparecencia de la doctora Salazar, intentó dar paso a una presentación de un prófugo de la justicia: su compañero, Ronny Aleaga.

Quedó tan mal la señora Aguirre, que los propios miembros de la Comisión abandonaron la sala argumentando que no van a escuchar a un investigado y prófugo de la justicia. Dejaron constancia de que esta participación no estaba en el orden del día. Así, quedó sola la activista correísta, quien con voz nerviosa, no pudo continuar la sesión a pesar de ensayar una serie de justificaciones por su acto.

Cómplices de la mafia, cómplices de los prófugos. Nos tienen acostumbrados a estos hechos. Pronto veremos a los mismos queriendo desconocer a quienes conocen hasta el borde de sus vestiduras. No decepcionan. Cada día se muestran más desesperados. Paulatinamente, les creen menos sus propios coidearios y sus socios regionales.

Lo que antes era símbolo del poder que supuestamente tenían (“yo hago lo que quiero”), hoy les pasa una gran factura. Llamar de sorpresa, como invitado, a un prófugo de la justicia, en el seno del Poder Legislativo, debe causar el rechazo contundente de la opinión pública y la sanción inmediata de quienes planificaron tal vergonzosa situación.

Luego dirán que es ‘lawfare’, cuando la fiscal general del Estado investigue los vínculos de comunicación existente entre los operadores políticos y los miembros de los grupos de delincuencia organizada.

Qué diferencia entre estas dos mujeres. La doctora Salazar, que ha puesto en riesgo su vida por investigar a todos los grupos políticos del país (absolutamente a todos y en las más altas esferas) y luchar así contra la impunidad y la corrupción. Y la señora Aguirre, quien pasó de supuestamente tener la capacidad de mover montañas, según Correa, a operar junto a prófugos de la justicia.