Juan Carlos Holguín: La nueva configuración de Europa y su impacto global
La derrotada en esta elección europea es precisamente la “Galaxia Rosa” transnacional
Europa tiene desde esta semana una nueva configuración de fuerzas políticas, tras las últimas elecciones en que los ciudadanos de los países de la Unión Europea elegían a sus representantes como diputados al Parlamento Europeo.
Es importante revisar la historia: mientras Alemania lidiaba aún con los escombros y los efectos de la Segunda Guerra Mundial, el canciller Konrad Adenauer convencía a sus compatriotas de la necesidad de unirse con Francia, para así garantizar la paz y disuadir a la Unión Soviética. Para lograr ese objetivo, coincidía de cerca con los políticos franceses Robert Schuman y Jean Monnet en un pacto que a la postre se convirtió en la Unión Europea, un proyecto de centro político.
Los últimos años han sido difíciles para Europa. La provocación constante de Putin sobre el territorio europeo, a través del injustificado ataque a Ucrania, ha encendido desde 2022 las alarmas de guerra. Según la ONU, más de 8 millones de refugiados salieron de Ucrania desde el ataque ruso. Junto a otros factores, es la razón por la que Europa afronta una de las más grandes crisis migratorias.
Vivimos una época de polarización política. Dado que hoy el péndulo no es ideológico sino que los últimos resultados electorales en el mundo nos confirman que el péndulo es entre oficialismo y oposición, se han generado corrientes opositoras con discursos radicales frente a quienes gobiernan.
Esa polarización ha traído una nueva forma de oposición, que utiliza la depredación política como un arma eficaz y hace más fácil la captación del poder. Así emerge la radicalidad entre lo que muchos analistas llaman “ultra izquierda” versus “ultra derecha”.
Los resultados del pasado día domingo en Europa podrían hacernos pensar en un auge de lo que grupos políticos llaman equivocadamente “ultra derecha”. Pero los resultados evidencian el interés de mantener el centro político que fue la base de la Unión Europea. El centro derecha europeo no solo ha resistido el embate de la izquierda radical y de los populismos, sino que ha aumentado su representación. Alemania es el mejor ejemplo.
En su libro La Galaxia Rosa, el alemán Sebastian Grundberger explica cómo los grupos transnacionales de izquierda populista comparten una base ideológica común y un instinto corporativo del poder, y exigen reemplazar la democracia liberal por una más “radical”. Reprochan a sus adversarios el “lawfare”, una supuesta persecución política contra líderes de izquierda sentenciados en todo el mundo. La galaxia rosa forma constelaciones geopolíticas con potencias autoritarias como Rusia e Irán.
La derrotada en esta elección europea es precisamente esa “Galaxia Rosa” transnacional. En un mundo globalizado, lo que sucede en Europa afecta directamente a nuestra región. Los políticos latinoamericanos festejan el resultado según su conveniencia.
Un ejemplo: Manu Pineda, quien hace unos días abrió las puertas de la sala de prensa del Parlamento Europeo, para que el ex presidente Rafael Correa diera unas declaraciones contra su propio país después de la detención legal del sentenciado Jorge Glas, perdió su reelección europea. Una estrella menos en esa galaxia que ha sostenido la impunidad en otras regiones.