Juan Carlos Holguín: Cuando las palabras van más allá de los conceptos

Valoro mucho que una persona como Daniel Noboa se haya decidido por la política y haya ganado la elección presidencial
Pocos comprenden que una persona tenga vocación por la política. Alguna vez un amigo me decía que hacer política es como nadar en un mar de lodo, del que no importa qué hagas, siempre saldrás manchado.
Alguien me comentó que a mi abuelo materno lo habían desterrado en el gobierno de Velasco Ibarra. Años después encontré el decreto con el que efectivamente así pasó. Al preguntar a mi abuela si él hizo política, me dijo que sí, pero que la dejó. “Lo fui a retirar después de que tuvo una reunión, y me dijo: la política es un asco”, me contó. Al poco tiempo, falleció.
No he tenido familiares cercanos en la política. He tenido, sí, la suerte de haber aprendido de personajes ejemplares, quienes más allá de sus actividades y prioridades, siempre manifestaban que había que entrar en política, pues no hay que desentenderse nunca de lo que sucede en el país.
Admiro a Osvaldo Hurtado, quien alguna vez dijo que “las palabras van más allá de los conceptos”, rectificando una aseveración que había realizado. Es digno reconocer cuando uno se ha equivocado. Conocí a Guillermo Lasso hace 14 años. En 2016 decidí apoyar su proyecto político, pues estaba seguro de que allí se podría generar un cambio. Fui su ministro y renuncié cuando pensé que era el momento correcto.
El pasado día viernes, en una entrevista, dije que “hemos fracasado”. Algunos medios tomaron una frase desconextualizada, pero salida de mi boca, como titular. Pocos escucharon la entrevista y mi reflexión. Considero que en el reconocimiento de nuestros errores estarán los cambios a futuro. No quise hacer un lavado de manos, pues me hago responsable de mis propios errores. Sí quise manifestar que el fracaso significaba que no pudimos ofrecer a la población un modelo que le permita salir al país del correísmo. También hablé de la depredación política que ejecuta este sector político y que hará imposible la gobernanza de quien ahí esté.
Muchas personas me escribieron para felicitar mi postura. Pero otros también para cuestionar el principio de lealtad, que valga la pena decirlo, debe ser siempre con principios e ideas y no confundirlo con la obsecuencia. De todas formas, he reflexionado si fue correcto o no expresar lo que dije. Considero que no. Cuando las palabras van más allá de los conceptos, una desafortunada palabra puede ser usada sin contexto. Esto no quiere decir que no considero que efectivamente no cumplimos con las expectativas y que habrá momento de reflexionar. Solo reconociéndolo se podrá cambiar las cosas.
En las últimas horas he pensado en aquella frase de mi abuelo. Y es que es difícil pensar que algo pueda salir bien con la política. Te manchan, tu ego se infla, o actúas juzgando a los demás, como dueño de la verdad. Al final, no sabes si valdrá la pena. Pero, ¿y si nadie se involucra?
Por ello valoro mucho que una persona como Daniel Noboa se haya decidido por la política y haya ganado la elección presidencial. Es el triunfo también de la democracia contra la autocracia. Me alegro de que nuestro presidente sea una persona joven y con los sueños intactos. Desde cualquier trinchera, todos debemos empujar para su éxito, pues hoy más que nunca, o todos nos salvamos o todos nos hundimos.