Juan Carlos Holguín: “Ya papito, descansa”
...el país no logra salir de la espiral de violencia política ejecutada desde 2006
Desde inicios de nuestra historia, la polarización ha sido parte del desarrollo del Ecuador. Dicen algunos historiadores que al no llegar a consensos en el nacimiento de nuestra República, un venezolano tuvo que ser el primer presidente de la República.
La pugnas entre conservadores y liberales marcaron un punto de inflexión a finales del siglo XIX.
En el año 2005, la cadena de televisión Ecuavisa y Freddy Ehlers, que luego se convertiría en un actor fundamental para el correísmo, presentaron la franquicia de la BBC denominada El mejor ecuatoriano, con el que se buscó generar modelos de referencia para la sociedad. El ganador fue Eloy Alfaro.
Pocos meses después, apareció el precandidato Rafael Correa Delgado ofreciendo al Ecuador “una nueva revolución alfarista”, con el cuadro del “Viejo luchador” detrás de su escritorio. Con un mensaje de odio, divisionista e incluso violento, Correa triunfó en esa elección generando, nuevamente, un ‘parteguas’ en la historia contemporánea.
Después de la etapa de la dictadura militar de los setenta, habían aparecido en Ecuador una serie de partidos políticos y personajes que, desde sus ideologías, construyeron un retorno a la democracia basado en la discusión de ideas. Personajes de la talla de Jaime Roldós, Osvaldo Hurtado, León Febres-Cordero, Rodrigo Borja o Sixto Durán Ballén, llegaron a ocupar la presidencia, generando un péndulo necesario en el desarrollo del país.
Crisis políticas posteriores, llevaron al Ecuador a tener ocho presidentes en menos de una década, y fueron el origen de la llegada de la franquicia del Socialismo del Siglo XXI en Ecuador, liderada por Correa.
Ante una nueva elección, ahora repite la que ha sido su agenda desde que dejó la presidencia en 2017: es como si el expresidente pasara con su teléfono todo el día, sin dormir, haciendo ‘scrolling’ de toda información posible y frecuentemente cayendo en el reenvío de ‘fake news’. Como dicen varios expertos, las redes sociales y la hiperconexión generan ‘shocks’ de dopamina que podrían causar adicción.
El expresidente Correa advierte diariamente a todos los que lo critican de que “ya falta poco”. Sigue diciendo corruptos a todos, incluso sorprendió al utilizar ese ‘hashtag’ como respuesta a la hija de su propio candidato a vicepresidente. Su discurso amenazante y violento contrasta con la hábil utilización de imágenes tiernas, nuevamente, de las candidaturas de la autodenominada Revolución Ciudadana.
Como lo analizamos en 2023, el “falta poco” no ha sido concebido como una ilusión electoral. El expresidente Correa lo utiliza como un mecanismo de amenaza para inferir que en caso de un triunfo electoral en las elecciones presidenciales venideras, habrá ‘venganza’.
De este modo, el país no logra salir de la espiral de violencia política ejecutada desde 2006.
Se requieren estadistas verdaderos que lideren una mesa de paz que ponga los temas urgentes del Ecuador como prioridad. Caso contrario, tendremos una nueva etapa de odio que nos alejará del desarrollo global.
Necesitamos presidentes y expresidentes que actúen como tales. Que descansen, para que su madurez y responsabilidad guíen a la sociedad ecuatoriana.