De los Pativideos a los videos de la vergüenza
Ir con cámaras a aprovecharse de una tragedia es vergonzoso
Uno de los primeros escándalos del gobierno del expresidente Correa fue aquel video en el que aparecía Ricardo Patiño, en ese entonces ministro de Economía y Finanzas, ejecutando una extraña negociación, por decir lo menos, con dos tenedores de bonos y otros exfuncionarios.
Aunque Patiño mencionó que él había instalado las cámaras para probar un supuesto caso de corrupción, lo cierto es que fue su asesor, Quinto Pazmiño, quien declaró que él lo hizo. Un par de años después, Pazmiño murió de un infarto. Y un tiempo después, la esposa de Pazmiño fue asesinada a balazos mientras iba en un taxi.
Para sostenerlo políticamente por el escándalo de los Pativideos lo movieron al recientemente creado Ministerio del Litoral, intentando que tenga menos protagonismo. Pero luego de pocos meses pasó a ser ministro coordinador de la Política. Después de la primera reelección de Correa, pasó a convertirse en ministro de Relaciones Exteriores, cargo clave para los miembros del Socialismo del Siglo XXI.
Como tal, no tardó mucho tiempo en politizar el servicio exterior de nuestro país. Desinstitucionalizó todo lo que pudo, trayendo como asesores a muchos extranjeros que, con jugosas consultorías o como ‘asesores’, convirtieron a nuestra diplomacia en un fondo de financiamiento de quienes ahora se llaman “miembros fundadores del Grupo de Puebla”.
Nuestro servicio exterior tuvo que sufrir la vergüenza del famoso caso de la “narcovalija, que se ha desempolvado nuevamente, pues Christian Loor Loor, uno de los detenidos en Italia en aquel momento, ha advertido que contará en un libro lo que sucedió. Patiño terminó como ministro de Defensa de ese gobierno.
Salió del país en 2019, un día antes de que la Fiscalía lo acuse por delitos de instigación. El presidente Moreno había mencionado por esos días que Patiño intentaba desestabilizar su gobierno.
Una anécdota: en el año 2006, regresando de Caracas de un viaje de trabajo, encontré en la clase ejecutiva de una aerolínea que cubría la ruta Caracas-Bogotá, al entonces candidato Rafael Correa. Junto a él venía alguien a quien yo no identificaba. Luego supe que era Patiño.
A la sala Vip de Bogotá, solo entró Correa. Patiño se había quedado en Colombia. A Carlos Vera en una entrevista, Correa le dijo en ese entonces que nunca había ido a Caracas. También dijeron que no recibieron fondos de las FARC. Años después, el país vio a Raúl Reyes declarar que habían aportado a esa campaña, en la que también fue evidente que Correa contó con el apoyo de Chávez. Cuando ganó, mandó a René Vargas Pazos, en cuya hacienda en Ecuador supuestamente se formaban miembros de grupos irregulares, como su embajador ante Venezuela.
Patiño, ahora también mexicano tras haber pedido esa nacionalidad, volvió al Ecuador no solamente como candidato, sino como responsable territorial del correísmo. Y aparece en unos videos intentando politizar un grave hecho, relacionado a la alarmante desaparición de cuatro menores de edad. Ir con cámaras a aprovecharse de una tragedia es vergonzoso, más aún cuando él fue quien quiso destruir el Sistema Interamericano de Derechos Humanos.
Es una pena que siempre se aprovechen políticamente de las tragedias, por la ambición del poder.