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Juan Carlos Holguín: Querido Jaime Iván, querido Nine:

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Se refería a “K”, como uno de esos jugadores geniales “que hace parir la madre tierra para el fútbol, cada cierto tiempo”.

Te escribo esta carta con la ilusión de que cuando terminen estos días difíciles la puedas leer. Hace unas semanas, en el partido Ecuador contra Colombia, nos hablabas con mucha alegría de tu partido de despedida. ¡Y es que nunca te hicimos una! No somos gratos.

En estas últimas horas nos dolió verte golpeado en el piso; nos dolió ver cómo te trataba la Policía. Nos dolió reconocerte en un estado en el que estoy seguro no hubieses querido estar. ¿Cómo podemos devolverte todo lo que hiciste por este país?

Tú eres parte de una generación que abrió las puertas a nuestro fútbol en Europa. Cómo no recordar aquellos partidos donde todos nos pusimos la camiseta del Perugia. Cómo no recordar el gol que cada año nos vuelve a presentar la propia Liga española, contra el mismísimo Barça, cuando llevabas la camiseta del Real Valladolid. Cómo no agradecerte cuando aquel 7 de noviembre de 2001, tu gol frente a Uruguay llevó al Ecuador a su primer mundial. Desde ahí, todo ha sido distinto para la selección y nuestro deporte.

Los debates sobre tu carrera, querido Nine, siempre traerán la discusión sobre qué se hizo mal. Pero solo tú conoces todo lo que viviste, todo lo que luchaste. Tú sabrás lo que pasaste en tu infancia. Solo tú podrás analizar el gran legado de tus abuelos. ¿Qué se pudo hacer mejor?

Hace 16 años, el profesor Luis Fernando Suárez presentó una historia denominada el “efecto K”. Pidió hacer una abstracción de la persona sobre quien escribía. Se refería a “K”, como uno de esos jugadores geniales “que hace parir la madre tierra para el fútbol, cada cierto tiempo”.

Como decía el profesor Suárez, es fácil escribir bien de alguien cuando esa persona se comporta como toda la sociedad exige. Lo difícil es hacerlo cuando ese alguien va en contravía de esa sociedad.

Decía que no es nada fácil el análisis de este tipo de jugadores. “De un lado, aparece la sociedad que no les perdona sus transgresiones. Y de otro lado, aparece un modelo mental diferente; unos caminos de raciocinio que se salen del marco tradicional y que se acercan a aquello de las excentricidades de un genio. No se puede aplaudir este tipo de conducta, pero vale la pena intentar el análisis con otros parámetros sin tanto rigor. Tal vez así logremos entenderlo, aunque ese tipo de genio no nos entienda jamás a nosotros”, sentenciaba.

Tú nos hiciste escuchar esta carta, narrada por el mismo profesor Suárez. Lo hacías mostrándonos que quizás no te comprendían. Lo sucedido este fin de semana nos obliga a pensar qué podemos hacer mejor por nuestro fútbol, por nuestros jugadores y sus realidades. Nos olvidamos de quienes dan las pocas alegrías a nuestro país.

El fútbol ecuatoriano ha tenido éxitos en los últimos años: varias clasificaciones a distintos mundiales; nuestros clubes ganando copas internacionales; futbolistas ecuatorianos que brillan fuera de nuestro país, especialmente en Europa. Pero nos falta mucho para que sea una verdadera herramienta de cambio.

Querido Jaime Iván, querido Nine: hoy nos podemos dar cuenta de que tenemos que hacer mucho más. Mucha gente quiere ayudar. Que te levantes con más fuerza, sientas el cariño de todo el país y las ganas de salir de estas situaciones juntos.