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Juan Carlos Holguín | Villavicencio y las dictaduras

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Pero el papel de periodistas o políticos como Villavicencio es vital para salir de los modelos tiránicos

Este 9 de agosto se cumple un año del asesinato de Fernando Villavicencio, hecho que significó un punto de inflexión en la historia política ecuatoriana reciente.

Más allá de que un tribunal dictó sentencia ya contra cinco personas, entre ellas el autor mediato y el coautor del atentado, no podemos dejar de resaltar el impacto de Villavicencio en muchos acontecimientos de coyuntura.

Hace poco, el documental de la DW, “Mi país robado” (This stolen country of mine), producido por Mark Wiese y dirigido en segunda unidad por Carlos Andrés Vera, reflejó el legado de Villavicencio de una forma detallada.

Las imponentes imágenes de una lancha navegando por algún río de la Amazonía ecuatoriana en el minuto 41 del documental, contrastan con la preocupación y cansancio que denota el rostro de Fernando Villavicencio.

A renglón seguido, en una humilde choza de la selva, él le dice al dirigente indígena Marlon Santi que la investigación que lleva a cabo “es un tema enorme en el que estamos metidos. Él quiere nuestra cabeza”. Santi le responde que tenga cuidado con el poder, pues “es el discurso de un dictador. El gobierno quiere tapar todo lo que ustedes han denunciado”.

Villavicencio siempre denunció a las dictaduras corruptas del Socialismo del Siglo XXI. “La verdad es un instrumento muy peligroso para el poder”, menciona Villavicencio.

En la actualidad, con el burdo fraude de la narcodictadura venezolana, todo toma un sentido más claro.

En noviembre de 2021, Villavicencio denunció los vínculos directos entre el correísmo, específicamente Rafael Correa, con Nicolás Maduro.

Lo hizo explicando cómo los miembros del partido de la autodenominada ‘Revolución Ciudadana’ eran parte de la estrategia de la dictadura venezolana para defender a Alex Saab, procesado por lavado de activos en Estados Unidos y cuya participación en el caso Sucre en Ecuador fue comprobada.

Saab fue luego canjeado por Estados Unidos, como parte de un proceso de negociación bilateral.

Como lo analicé el domingo, no hay un manual para salir de una dictadura. Peor aún para salir de una narcodictadura.

Pero el papel de periodistas o políticos como Villavicencio es vital para salir de los modelos tiránicos. Además del equilibrio de poderes, una prensa de investigación libre y honesta siempre hará temblar a los tiranos.

Se discutirá mucho en estos días sobre Fernando Villavicencio. Su crimen tuvo una responsabilidad directa de quien durante tantos años, con su odio y su perversa personalidad, lo puso en la mira de la venganza.

Difícilmente podrán alejar de su conciencia tantos epítetos que lanzaron contra Fernando Villavicencio. Tantas veces que lo amenazaron, que lo persiguieron.

Pancho Huerta lo advirtió hace muchos años: se estaba forjando un narco-Estado en Ecuador.

La salida de la base de Manta, la destrucción de los sistemas de inteligencia, la relación con algunos grupos criminales, solo eran el inicio. Fernando Villavicencio lo denunció con evidencias posteriormente.

Su recuerdo hoy está intacto.