Premium

Las amenazas de quien quiere volver

Avatar del Juan Carlos Holguín

La ilusión de muchos duró algunos años. Pero su mensaje de odio y división lo llevó, a él mismo, a recrear a ese león de sus ‘spots’

El expresidente Rafael Correa advierte diariamente a todos los que lo critican de que “ya falta poco”. Su discurso amenazante y violento contrasta con la hábil utilización de imágenes tiernas de una serie de borregos, que intentan tornar en atributo una de las fuertes críticas de sus opositores.

Hay un refrán que dice que “quien siembra vientos, cosecha tempestades”. Aquel dicho, según expertos, proviene de la cita bíblica “porque sembraron viento, torbellino segarán”. Esta cita hace referencia a la inutilidad de las alianzas de Israel con los dioses falsos y las naciones extranjeras.

La campaña del candidato Rafael Correa en 2006 hizo uso de un lenguaje divisionista para alcanzar éxito electoral. La receta regional de lo que en ese entonces se denominaba el Socialismo del siglo XXI fue generar confrontación social para alcanzar la supuesta reivindicación de los menos favorecidos.

En el caso de Correa, más allá del manual regional, se instaló una eficiente campaña creativa.

Uno de sus ‘spots’ emblemáticos fue el de un león persiguiendo a un antílope, recreando a una “partidocracia” (león), que se ensañaba con los “ciudadanos” (antílope). La voz en ‘off’ de un locutor mencionaba que “esta es la prepotente partidocracia que se ha ensañado contigo. Te ha hecho su súbdito, su presa. Se sienten los dueños de la patria”. Luego de la imagen de la persecución, el joven candidato Correa cerraba: “ya basta. Los ciudadanos somos los dueños de la democracia, los dueños de nuestro país. Acabemos con la dictadura de estas mafias”.

La ilusión de muchos duró algunos años. Pero su mensaje de odio y división lo llevó, a él mismo, a recrear a ese león de sus ‘spots’. Lideró un nuevo modelo autoritario, con éxitos electorales.

Como en todo autoritarismo democrático, quienes defienden el modelo consideran que un éxito electoral puede legitimar cualquier acto. En 2016, a pesar de las denuncias de fraude, ganaron la primera elección sin Correa. De su propio pecunio, nacería su derrumbe. Desde ese momento, el expresidente no ha permitido que el país tenga un modelo de desarrollo sin él. O es él o no es nadie.

Fue el propio fiscal general del Estado que él dejó, Carlos Baca Mancheno, quien investigó el caso Glas. Sin embargo, generaron otras narrativas para sus fines. Desde ese momento, han advertido una “campaña de odio” en su contra.

Lo que su proyecto político enfrentó fue responsabilidad de los “vientos” que sembró. Su estrategia de regreso está marcada por una forma de hacer política con una depredación política permanente.

Los procesos electorales aún tendrán como actor relevante al correísmo. ¿Pero de qué se tratan las amenazas?

“Falta poco” no ha sido concebido como una ilusión electoral. El expresidente Correa lo utiliza como un mecanismo de amenaza para inferir que en caso de un triunfo electoral en las elecciones presidenciales venideras, habrá “venganza”.

De este modo, el país no logra salir de la espiral de violencia política ejecutada desde 2006.

Se requieren estadistas verdaderos que lideren una mesa de paz que ponga los temas urgentes del Ecuador como prioridad. Caso contrario, tendremos una nueva década de odio que nos alejará del desarrollo global.