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Los depredadores políticos

Avatar del Juan Carlos Holguín

En el momento en que el presidente Guillermo Lasso no cedió ante los planes de impunidad en la negociación legislativa de mayo de 2021

Varios científicos aseguran que podríamos encontrarnos ante la llegada silenciosa de una sexta extinción masiva, debido a los rasgos depredadores del ser humano. Este riesgo está estrechamente ligado a la alteración humana del ciclo natural del carbono, especialmente en los océanos y bosques.

Se calcula que los depredadores aparecieron en el mundo hace unos 500 millones de años. Los primeros fueron tipos de organismos marinos simples, tal vez gusanos o crustáceos. Después llegaron los dinosaurios depredadores y luego los grandes mamíferos con dientes. Y hace unos miles de años, nos convertimos nosotros, los seres humanos, en depredadores.

Sin garras afiladas o enormes tentáculos, tenemos la inteligencia para fabricar herramientas, armas artificiales y trazar planes conjuntos. En lo que se conoce como depredación social, un grupo de depredadores coopera entre sí para matar a la presa. Esto permite matar a criaturas más grandes que las que podrían dominar por separado.

En el momento en que el presidente Guillermo Lasso no cedió ante los planes de impunidad en la negociación legislativa de mayo de 2021, los depredadores iniciaron su plan. Mientras el Ecuador enfrentaba tres crisis, una sanitaria, una económica y una moral, los depredadores crearon sus estrategias para consolidar una misión: no permitir que termine su mandato. El país y el bien común quedaron en segundo plano.

Esperaron que el principal compromiso del presidente electo, el plan de vacunación, fracase: querían que no lleguen vacunas, que la logística no funcione, o incluso que la pandemia cobre un poco más de vidas. Era difícil que lo verbalicen, pero había un boicot bajo el radar. Si la vacunación fue un éxito es porque no era bien visto obstaculizarla públicamente, y es así que se permitió la gobernanza del democráticamente elegido.

A pocos días de terminado el plan de vacunación, un hecho me sorprendió: en una provincia de la costa de nuestro país, se iniciaba un paro de productores arroceros. Al Gobierno recientemente posesionado se le acusaba de ser responsable de los bajos precios del arroz. A las pocas horas, un líder indígena anunciaba un paro para octubre. Otros líderes políticos agoraban que el Gobierno no podrá cumplir sus planes en los siguientes años. Desde ese momento los depredadores trazaron su línea.

Lo viví durante la crisis de la guerra de Rusia contra Ucrania, cuando ciertos politiqueros disfrazados de asambleístas esperaban que haya un ecuatoriano fallecido para que su narrativa funcione. No les interesa que haya un buen gobierno o eficiencia pública. No les interesa la gente. Les interesa su plan de tomar el poder a cualquier costo, apoyados ahora por otros depredadores, que luego serán depredados. Si no son ellos los que gobiernan, nadie.

Lograron su objetivo: pusieron al país en medio de una conmoción política, donde nadie más que ellos pueda gobernar.

La denominada muerte cruzada se consolida como una herramienta de supervivencia. La extinción de nuestra democracia podría estar cerca si es que en este proceso no triunfa la libertad. La democracia se edifica sobre la concordia y el consenso. Los depredadores deben ser aniquilados democráticamente.