¿Qué te hicieron, patria?

Esmeraldas es el ejemplo de que los gobiernos totalitarios y populistas no solo no generan cambios profundos, sino que pueden producir daños
En los últimos años el expresidente Rafael Correa ha hecho esta pregunta, ironizando así sobre el contraste que, según él, tiene la situación actual del país con el supuesto paraíso que él dejó al momento de, cobardemente, salir del Ecuador después de sus períodos presidenciales.
Alguien le recordó al expresidente hace poco, que durante su primer mandato algunas pandillas no tenían más que unos cientos de miembros. Al terminar sus períodos presidenciales algunas de ellas, como los Latin Kings, no solamente que fueron parte de su partido político, sino que llegaron a la Asamblea Nacional de su mano. Bandas que hoy son responsables de decenas de crímenes violentos.
Nada tienen que ver los altos índices de narcotráfico, de homicidios, de violencia, con él o con sus gobiernos. No. Nada tienen que ver los hechos actuales con su torpe medida de romper el acuerdo de cooperación de la base de Manta.
Tampoco tiene que ver esta nueva realidad con el declarado financiamiento a su campaña en 2006, por parte de las FARC, como lo manifestó el mismo Raúl Reyes.
Pero eliminemos argumentos que podrían parecer ideológicos. En 2021 el Ecuador tuvo un punto de inflexión en esta espiral de violencia que hemos olvidado: el asesinato de nuestra estrella deportiva Alex Quiñónez, en Esmeraldas. Como todo en nuestro país, otros hechos taparon éste, del que nunca se tuvo una investigación seria. Solo se dijo, en su momento, que nuestro campeón había estado en el lugar equivocado, rodeado de las personas equivocadas. Matar a un personaje público tan querido pasaba ciertas líneas.
Quiñónez era de aquella generación que creció en medio de lo que para Correa significó “el mejor gobierno de la historia”. Con tanto dinero, con tantas obras, con tantas “políticas públicas para los más necesitados”, su historia debió terminar de manera diferente. De hecho, la historia de todas las niñas y niños de Esmeraldas debería ser diferente. Pero no lo es. Es precisamente esa generación, la que sin oportunidades, ha tomado en los últimos años, tristemente, el camino de la bandas y las pandillas.
Hace pocos días, el mundo del fútbol a nivel mundial se sorprendía del costo de la transacción de Moisés Caicedo, un chico que pertenece también a esta generación y que logró salir de la peligrosa Santo Domingo, para hacer historia en Inglaterra. Esta generación en el fútbol ecuatoriano, denominada “de oro”, es fruto, en su mayoría, de un proyecto privado que empezó en 2007, el mismo año en que Correa asumió su primer mandato.
Piero Hincapié, también futbolista ecuatoriano de ese proyecto, está actualmente en las portadas deportivas europeas por su posible transferencia al Liverpool. Pero hace pocos meses, un familiar suyo fue secuestrado en su natal Esmeraldas, por parte de una de las bandas.
¿Qué le hiciste a la patria? Esmeraldas es el ejemplo de que los gobiernos totalitarios y populistas no solo que no generan cambios profundos, sino que pueden producir daños irreversibles a sus sociedades. El camino de esperanza se puede construir con líderes que dejen sus obsesiones de vanidad e impunidad, y se dediquen a construir oportunidades donde el Estado ha abandonado a su gente, desde siempre.