Tanta moral, que la tienen doble
No hay duda de que la corrupción es un cáncer que ha afectado a nuestro país a lo largo de la historia
“¡Ternuritas!”. Este calificativo se ha amplificado en redes sociales cuando alguien quiere ironizar sobre la posición de un grupo que reclama alguna reivindicación utilizando una especie de superioridad moral, olvidándose al mismo tiempo de la viga que cruza en medio de sus ojos.
No hay mejor término para expresar el sentimiento generalizado de varios sectores, cuando se observa a los seguidores del expresidente Correa, junto con otros actores pertenecientes a su estructura política u operativa, intentar desestabilizar a la fiscal general de la nación, bajo el supuesto de un plagio académico, que además no ha podido probarse.
¡Qué ternura! Al verlos argumentar académicamente respecto de una tesis, cuyos contenidos ni siquiera comprenden, solamente para ser funcionales como pieza de un tablero delictivo, en el que el objetivo es la impunidad del líder. Un líder que, por cómplice o zoquete, permitió que casi todo su círculo de poder, robe. No en vano, casi todos sus funcionarios están sentenciados, fugados, o han cumplido una pena.
¡Ternuritas! Olvidándose de que tuvieron un ministro y luego vicepresidente, sentenciado por corrupción en varios casos, que firmaba como ingeniero sin serlo; y cuando en el 2008 presentó su tesis, lo hizo con párrafos plagiados ni más ni menos que del ¡Rincón del Vago! Y con cinismo extremo, lo defendieron.
¡Qué ternura nos da! Cuando recordamos que en 2012 el primo del presidente de aquel entonces, uno de sus hombres de confianza, a quien encargó ni más ni menos que el Banco Central del Ecuador, no pudo demostrar la veracidad de su título, pues ¡lo había usurpado! Y el líder no solamente lo protegió, sino que le organizó la fiesta de despedida para que el escándalo no lo afecte mayormente.
No hay duda de que la corrupción es un cáncer que ha afectado a nuestro país a lo largo de la historia. Pero el daño que se produjo en la década pasada ha generado una metástasis. Bajo el actual eslogan de “los corruptos siempre fueron ellos”, tratan de poner en un saco a todos, creando un sistema donde la escala de valores y principios sean cada vez más bajos.
En países donde hay menos corrupción y por ende, mayor índice de desarrollo, los casos de plagio de tesis académicas de líderes públicos se los trata con la debida diligencia. En 2011, el ministro alemán de Defensa debió renunciar después de admitir que en su tesis existían párrafos en los que había perdido la pista de sus fuentes, de manera inadvertida. Lo hizo, como un acto de transparencia pública, manifestando que no podía usar su posición política, para defenderse de una acusación. A los pocos meses, la ministra de Educación alemana también renunció, al haber sido cuestionada su tesis.
Pero en nuestro país, quienes plagiaron, usurparon sus títulos, o presionaban diplomáticamente por la concesión de doctorados ‘honoris causa’ como signo de alguna condición traumática en su niñez, tratan de dar una cátedra de ética.
Y es que tienen tanta moral, que la tienen doble.
El Ecuador debe salir de esta espiral de cinismo y en algún momento como sociedad debemos tomar conciencia de lo que significa la ejemplaridad pública.