El problema Rusia contra Ucrania parece no importarnos

"La presión psicológica y los cien mil soldados rusos en las líneas divisorias con Ucrania obligan a que media Europa esté pendiente de lo que pueda suceder"
Me consta que Ucrania fue la joya de la corona de la Unión Soviética. Ahora Putin, quien fue miembro de la KGB en pleno comunismo, como el nuevo zar de Rusia, dirigiendo un país capitalista, quiere volver a conquistar lo que fue la antigua Unión Soviética. Su mayor ambición hoy es lograr que Ucrania vuelva al redil, con el temor de que ese país puede ser, muy pronto, miembro de la OTAN y no quiere a ese organismo en sus fronteras.
La presión psicológica y los cien mil soldados rusos en las líneas divisorias con Ucrania obligan a que media Europa esté pendiente de lo que pueda suceder. Una posible invasión significa guerra y la OTAN, con respaldo de Alemania, los países bálticos y Estados Unidos (que también es miembro de esa organización), ha advertido que esta vez actuará. Todavía les pesa haber dejado que Rusia se apodere de Crimea.
Pero, ¿qué tenemos que ver los latinoamericanos en este problema que parece bastante distante? Recordemos que la II Guerra Mundial empezó con la invasión nazi a Polonia y luego se fueron involucrando gran parte de los Estados del mundo.
No nos olvidemos que cuando Putin invadió Crimea se desencadenaron protestas internacionales y sanciones económicas contra Rusia. Putin dijo que nunca la devolverá. Además, Rusia apoya a los separatistas rusos en el este de Ucrania. Todavía nada de estas tensiones que vive Europa las sentimos por acá, pero no continuará así si no se logra el acuerdo pacífico que se está buscando con las conversaciones de los ministros de Relaciones Exteriores de Alemania, Rusia y Estados Unidos (que tiene un presidente pusilánime); poco o nada se ha avanzado. A todo esto agreguemos el anuncio de la evacuación de las familias de los diplomáticos de Estados Unidos, Reino Unido y Australia en sus legaciones de Kiev.
Definitivamente, Ucrania quiere ser prooccidental. Así lo demostraron cuando derribaron el gobierno prorruso de Viktor Yanukovic, que se había negado a firmar un acuerdo con la Unión Europea.
Vladimir Putin, quien de acuerdo a la reforma constitucional puede gobernar hasta el 2036, tiene que contentarse con dirigir el país más grande del mundo y dejarse de reconquistar a los Estados que formaron la Unión Soviética. Muchos de ellos, especialmente los asiáticos, todavía dependen de Moscú.
El mundo debe concentrarse en la solución de los problemas de salud derivados de la COVID-19, de todas las cepas que van apareciendo y que no sabemos hasta cuándo van a resistir, ya que la OMS oculta la verdad porque a las empresas farmacéuticas no les conviene que sean científicos independientes a quienes se recurra. De lo contrario será un cuento de nunca acabar.