La guerra de Ucrania y Latinoamérica

El secretario general de la ONU indica que los países desfavorecidos serán los más afectados
Latinoamérica sufre buena parte de las consecuencias de la guerra entre Rusia y Ucrania. El enfrentamiento parece que va a seguir para largo hasta que Putin logre invadir del todo a Ucrania, que está respondiendo con enorme valentía. Ya Biden acusó de criminal a Putin y el Kremlin contestó que EE. UU. lanzó la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki, matando gente indiscriminadamente y que sus consecuencias duraron años.
En Latinoamérica los precios de los combustibles y los alimentos han subido, sin que las exportaciones agrícolas de Brasil y Argentina compensen en algo. En Argentina la gasolina no para de aumentar. El año pasado la inflación fue superior a 50 %. Los fenómenos de la economía son tan especiales que Brasil y Argentina, líderes mundiales en la producción de soja, ven reducidas sus utilidades por el aumento de los fertilizantes, materias primas e insumos para la producción agrícola. En Brasil, la tasa de inflación fue la más alta registrada en los últimos siete años. En nuestro país, si bien el precio del petróleo ha aumentado, las mercaderías que importamos han subido de precio, la demora por la insuficiencia de barcos cargueros hace que aumenten más y hemos perdido un gran mercado para el banano y el atún que se exportaban a Rusia. En Panamá existe la misma preocupación. Colombia, exportador de mercancías, se ve afectada por el precio del petróleo.
En Ucrania los precios de los alimentos podrían duplicarse. Sus agricultores siguen trabajando y deben alimentar a los militares. Pueden exportar maíz, pero tienen problemas para comercializarlo, ya que los puertos marítimos están cerrados. Si la guerra no termina pronto se afectará a los países del norte de África y Oriente Medio. La agencia de noticias Euronews considera que el riesgo de crisis alimentaria puede ser mundial, con los precios en alza y millones de personas en peligro de padecer hambre. El secretario general de la ONU indica que los países desfavorecidos serán los más afectados.
Si Rusia sigue bombardeando y destruyendo ciudades, sin respetar hospitales, albergues y refugios de niños, dada la magnitud de sus fuerzas militares, o se rinde Ucrania y Putin se sale con la suya, o la OTAN y la UE proceden y será el principio de una tercera guerra mundial. Los misiles cargados de bombas atómicas destruirán medio mundo o más. ¿Qué otra fórmula puede usarse para detener a quien es dueño y señor del país más grande del mundo y de un arsenal nuclear, que no ha atendido razones ni ha aceptado las mediaciones propuestas por el presidente Macron de Francia y enviados de otros países europeos? Si no escuchan los argumentos de sus científicos, peor van a entender los de funcionarios extranjeros.