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Lula, otra vez, presidente de Brasil

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Los países latinoamericanos que se titulan de izquierda han festejado el triunfo de Lula. Consideramos que se han equivocado

Lula se convirtió en el primer presidente electo que cruza un hito en Brasil: superó el umbral de los 60 millones de votos. Registró unos 3,3 millones más de votos que en la primera vuelta, suficiente para ganar, pero no para tener un mandato de gobierno más fácil, legitimado por una ventaja contundente.

El candidato que más avanzó en la campaña a la segunda vuelta fue el actual jefe de Estado, que sacó 7,1 millones más que en el primer turno y sobrepasó los 58 millones de votos, un número incluso mayor al que logró en el balotaje de 2018, que lo depositó en la presidencia. Esa recuperación de Bolsonaro, alimentada por un significativo paquete de medidas económicas electoralistas, fue insuficiente para retener el poder y el presidente es el primero de la democracia que no logra la reelección. Sin embargo, el resultado lo deja con vida para las elecciones presidenciales de 2026. La pequeña diferencia que le sacó Lula (casi 2,2 millones de votos en un padrón de 154 millones de personas, 1,8% puntos porcentuales), a más estrecha desde el regreso de la democracia a Brasil, en 1985, deja un país fracturado en dos mitades. Una de ellas reverencia al actual mandatario y Lula deberá trabajar mucho para reunificar el país, como planteó en su discurso.

Además de ser el primer presidente que vuelve al poder luego de pasar más de un año en prisión por una causa de corrupción, es el primer dirigente que accede a un tercer mandato, que empieza con un Congreso adverso, dominado en sus dos cámaras por la derecha. Como había ya anticipado la primera vuelta electoral, el movimiento conservador aglutinado detrás del presidente es mucho más fuerte que el propio presidente. Tarcísio Gomes de Freitas, alineado con Bolsonaro, derrotó por amplísimo margen al delfín de Lula, Fernando Haddad, en el determinante estado de Sao Paulo y con la misma diferencia que el presidente venció a Lula en ese estado. Romeu Zema, también alineado con el actual mandatario, logró su reelección en el poderoso estado de Minas Gerais, el segundo más grande de Brasil, en primera vuelta, con un apabullante 56 % de los sufragios

Ambos ya se proyectan como precandidatos presidenciales para 2026 del movimiento que hoy encabeza Bolsonaro. El Congreso promete presentarle a Lula una total oposición en los próximos cuatro años, y el nuevo vicepresidente Alckmin, pasó de competir con Lula, a acompañarlo para evitar la reelección de Bolsonaro.

Los países latinoamericanos que se titulan de izquierda han festejado el triunfo de Lula. Consideramos que se han equivocado. Lula es un progresista y en sus dos gobiernos fue invitado a pertenecer al grupo de los veinte; además gobernó con mucho equilibrio político. Él ha ofrecido defender la Amazonía, luchar contra el narcotráfico y la corrupción.