El problema de las migraciones en el mundo
Por la migración de los kurdos a Suecia y Finlandia, Turquía como miembro de la OTAN se oponía al ingreso de estos países por acogerlos, ya que los considera terroristas.
El traslado de pueblos en busca de otros países se relata incluso en la Biblia, cuando los profetas ofrecían a sus pueblos sacarlos de Egipto para llevarlos a Israel.
Con la Primera y la Segunda Guerra Mundial, miles de europeos, sobre todo italianos, se trasladaron especialmente a Estados Unidos, Brasil y Argentina, ya que su país había quedado devastado.
En los últimos años, los sirios buscaron dónde refugiarse, atravesaron Líbano y buscaron la forma de cruzar el Mediterráneo para dirigirse a la isla italiana más cercana y de allí repartirse por Europa central. Fue tal el problema que la primera ministra de Alemania, Ángela Merkel, tuvo que arreglarse con los Estados vecinos para que aceptaran cupos y pudiera repartirse la enorme cantidad de gente que pedía refugio. Con la guerra de Rusia con Ucrania, dada la ferocidad con que las fuerzas rusas atacan, no respetando hospitales, escuelas, ni refugios, los ciudadanos que no podían defender a su país se movilizaron hacia los países vecinos.
Por la migración de los kurdos a Suecia y Finlandia, Turquía como miembro de la OTAN se oponía al ingreso de estos países por acogerlos, ya que los considera terroristas. El secretario de la OTAN consiguió reunir a los delegados de los tres países y Turquía retiró su veto.
En Melilla, enclave español en el territorio de Marruecos, se procedió con excesiva dureza para impedir que migrantes sudaneses saltaran la valla divisoria. Los que viven fuera de Casablanca, en una escuela abandonada y cubierta de basura, intentaron saltar la valla y fueron brutalmente golpeados. Miles de personas protestaron contra las autoridades y los eurodiputados piden investigación por los muertos.
A las islas británicas pretendieron entrar migrante que venía de África usando botes de goma inflables. Algunos lograron ingresar y las autoridades empezaron a desinflar los botes.
En nuestro continente, los venezolanos traspasan las fronteras con Colombia, unos para dirigirse a Ecuador, otros a Perú y el resto a Chile, país que ya tiene una buena cantidad de haitianos ingresando ilegalmente. Aquí, ciudadanos buscando mejor calidad de vida son engañados por coyoteros que les cobran hasta $ 10.000 para llevarlos a EE. UU.; aparentemente su número ha disminuido.
En Centroamérica, guatemaltecos, hondureños y salvadoreños han formado un verdadero ejército que se dirige a México para luego saltar el muro construido por EE. UU. e ingresar a la tierra prometida. López Obrador, presidente izquierdista de México, excepto cuando tiene que tratar negocios con los gobernantes norteamericanos, está colaborando para cerrar su frontera sur e impedir el ingreso de los ilegales.
En la ONU existe un organismo sobre migraciones que parece no querer hacerse mala sangre interviniendo en estos asuntos.