Las tensiones entre EE. UU. e Irán
La contestación de Irán fue que ahora sí obtendría el uranio necesario para lograr su bomba.
Después de una era de amistad y cooperación con EE. UU. cuando gobernaba Irán el sha de Persia, la revolución comandada por los ayatolas transformó esa amistad en un fuerte enfrentamiento que ahora se acaba de agravar, hasta con amenazas de comenzar una guerra. El ambiente estaba caldeado después de que el presidente Trump se retiró del convenio que habían suscrito las grandes potencias en Viena, en el cual se controlaba el manejo del uranio que Irán deseaba para tener su propia bomba nuclear, alegando que este no había cumplido con su compromiso.
La contestación de Irán fue que ahora sí obtendría el uranio necesario para lograr su bomba. Además, EE. UU. comenzó a imponerle sanciones que han devastado su economía. Tras una semana de tensiones, Washington, en un ataque relámpago en Irak, mató a Qasem Soleimani, el alto mando militar iraní que Teherán consideraba un héroe y al que EE. UU. acusaba de la muerte de “cientos” de sus ciudadanos. Este fue a visitar Bagdad, ya que, olvidados los 6 años de guerra que tuvieron Irán e Irak, ahora Irán ayuda al Gobierno de Bagdad a desprenderse de los grupos terroristas que se han asentado de Irak.
¿Cómo fue el ataque? La operación, ordenada por Trump, consistió en un “ataque de precisión”, en horas tempranas, en las cercanías del Aeropuerto Internacional de Bagdad. Los reportes indican que Soleimani había llegado al país poco antes, al parecer de Siria o Líbano, y era transportado en un convoy de dos vehículos donde también viajaban miembros de la milicia iraquí apoyada por Teherán. La operación se realizó con un avión no tripulado: un MQ-9 Reaper, dron también conocido como Predator B, que alcanza una velocidad máxima de 480 km/h.
En las primeras horas se pensó en una guerra entre EE. UU. e Irán. El máximo líder, el ayatola Ali Jamenei, prometió una venganza severa contra los criminales. No detalló las represalias que tomarían. Pocos días después bombardearon bases militares norteamericanas que existen en Irak y aunque es discutible si causaron muertes o no, sí dejaron 11 heridos. Con esto parece que Irán quedó satisfecho. No obstante, quedan pendientes las primeras amenazas de golpear 300 puntos estratégicos de EE. UU.
No olvidar que el Medio Oriente es un polvorín. Desde Israel, hasta Irak y Arabia Saudita pusieron sus tropas en alerta. Todos los países musulmanes de la región rivalizan por cuestiones religiosas: unos son chiitas y otros sunitas. En su primera declaración sobre el incidente, Trump dijo que su gobierno no buscaba un “cambio de régimen en Irán ni tampoco iniciar una guerra”. “Tomamos acciones para detener una guerra, no para comenzar una guerra”.
Quién era Soleimani. Era la figura militar más poderosa de Irán y una de las más influyentes, solo superado por el ayatola, a quien reportaba directamente. Era el cerebro estratégico detrás de la enorme ambición de su país en Medio Oriente, a la par que el verdadero canciller iraní en temas de guerra y paz. De 62 años, se hizo paso en la política iraní luego de participar en la guerra de su país con Irak en la década de 1980 y más tarde, como estratega en la lucha contra el autodenominado Estado Islámico.
EE. UU. tiene más de 5.000 efectivos desplegados en Irak y numerosas representaciones diplomáticas en Oriente Medio que podrían convertirse en objetivos de las represalias anunciadas por el ayatola.
Represalias. La respuesta de Irán podría ser contra los intereses militares de EE. UU. en la región, pero también contra cualquier objetivo relacionado con EE. UU. que Irán considere vulnerable. A pesar de ser el cuarto productor de petróleo en el mundo está pasando por una crisis muy severa en el campo económico, debido a las medidas tomadas por EE. UU. Europa Occidental es uno de sus mejores clientes, pero Trump amenaza a las empresas que le siguen comprando.
Por último, el lanzamiento de dos proyectiles contra el avión ucraniano de pasajeros, que causó tantas muertes, ocasionó una fuerte reacción entre los propios iraníes. No es posible cometer semejante error: confundir un avión de pasajeros con un misil o un avión militar enemigo.
Conclusión. Nos preguntamos si se puede matar a un alto jefe militar por acusaciones de terrorista en dos países que no están en guerra. La contestación es negativa. Se ha entendido que Soleimani cumplía una misión militar y diplomática. Sobre el tema, los organismos de derechos humanos no se han pronunciado. Consideramos que sería muy perjudicial para el mundo entero que los jefes de Estado, políticos de alto rango y militares sean asesinados por otro país, por el pretexto que sea. Creemos necesario que se pronuncien en forma urgente estos organismos. Por otra parte, se puede recurrir a la Corte Penal Internacional, pero resulta que ninguno de los dos países ha ratificado el Estatuto de Roma.