Los ‘chosen’

"No hay freno y lo peor es que no se puede reparar, vamos en bajada a un precipicio sin fondo"
¡Qué cara tiene un gobierno de exigir ética, moral y respeto, cuando esas tres palabras, no son parte de su lenguaje! La exagerada bienvenida y los discursos redundantes por la llegada de unas cuantas dosis de vacunas levantaron dudas de su transparencia. Tan pocas, antes de las elecciones presidenciales y desde un comienzo insistiendo en un protocolo que jamás se respetó. ¿Cómo pretenden que algunos ciudadanos no roben, no asesinen, si ellos han robado y han asesinado, quitándole la oportunidad a los que realmente la necesitan? Creen que el pueblo no se da cuenta de lo que están haciendo, quedándoles tan poco tiempo en el trono. La COVID-19 nos ha enseñado que durante una catástrofe el gobierno es el primero en correr y dejar a sus ciudadanos indefensos. No vengan con palabras de moral, inmorales piratas sin bandera, usurpadores de los escogidos, “los chosen”, que se saltaron la fila y no pueden esperar su turno. Cuando un barco se hunde el capitán es el último en saltar, en el Ecuador son los primeros. Con el ejemplo se educa a una sociedad y si alguno aceptó un cargo público durante la pandemia y no ha estado en primera línea, debe esperar. Todos los profesionales que se sacrificaron y escuchaban solo alabanzas de gratitud, promesas y beneficios; doctores, enfermeros, profesionales de limpieza, choferes, los que enterraban a los muertos y muchos, muchos más, fueron despedidos. Su esperanza no era solamente recibir su sueldo, era recibir la vacuna para continuar su labor holística y responsable. La realidad ha sido otra, algunos sí, incluyendo amigos y familiares, mezclados con muchos que no. La mayoría sobrevivirá, otros morirán y esos que injustamente por ser “los chosen” sonreirán en silencio, mirando su palanca como una oportunidad, esperando que el tiempo borre de la memoria colectiva una historia de terror. Nuevamente promesas que se evaporan en el sueño de muchos, el desear una sociedad justa y equitativa; pero ellos quedarán marcados en todas sus generaciones, siendo la vida la que los condene. Sí, hiervo, mi sangre hierve porque no podemos seguir aceptando tanta corrupción. No hay freno y lo peor es que no se puede reparar, vamos en bajada a un precipicio sin fondo.