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Influencers presidenciales

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"Los políticos deben aspirar a un nivel superior de confrontación, con argumentos contundentes, que sean ejemplo aspiracional para muchos..."

El debate entre Arauz y Lasso fue un cruce de acusaciones y críticas personales, donde cuestionamos si nos dirigimos hacia una banalización política de la representatividad. Actualmente con las redes sociales, los debates se han convertido en eventos híbridos, caracterizados por el humor y la memificación. Recordemos el debate entre Trump y Biden. Se consideró un espectáculo de entretenimiento, una combinación de interrupciones, desprecios y falta de contenido.

Los años pasan y los debates no cumplen su función, sino que son un espacio para agresiones que no aportan en las decisiones políticas de los electores. Andrea Bernal renuncia a ser la moderadora del debate porque el CNE no permitió a la periodista desarrollar una ronda de contrapreguntas a los candidatos, dejando la función de la suplente solo como presentadora.

El diario El País en su titular describió: “Los ataques personales entre Arauz y Lasso marcan el debate electoral,”. En el artículo menciona que los ataques llegaron a un juego de desgaste personal, dejando fuera los problemas reales del país. Los actuales debates solo llenan el ego de los políticos, minimizando al contrincante para probar quién es superior al otro.

Algunas estadísticas determinan: en Facebook el partido de fútbol entre Liga y Barcelona tuvo 8,1 mil reproducciones y el debate al día siguiente tuvo 3,2 mil. En Youtube del CNE 50.000 y Facebook del CNE 150.000. Claramente el debate no es de interés popular y la decisión electoral se concreta al momento de la votación.

Tenemos que desdibujar el concepto de debate, donde dos seres humanos se respeten, se escuchen y puedan defender sus propuestas, proyectando el respeto ante una audiencia dividida. Desafortunadamente no hemos tenido candidatas presidenciales, con la esperanza de que cuando las tengamos no adopten ese comportamiento para lograr ser populares. Los políticos deben aspirar a un nivel superior de confrontación, con argumentos contundentes, que sean ejemplo aspiracional para muchos, y no solo aspirar ser influencers presidenciales con intervenciones que quedarán en el olvido .