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Seres sintientes

Avatar del Larissa Marangoni

La vida de ese pobre perrito que estaba maltratado, terminó en el momento que le clavaron el primer puñal

Durante mi vida he tenido algunas mascotas. Haciendo mi maestría tuve una perra que se llamaba Bettina. Era maravillosa, la adopté de un refugio pero tenía mucha ansiedad y no paraba de ladrar todo el día, hasta que llegaba de la universidad. Mis vecinos se quejaron muchas veces y al final tuve que regresarla. Fue el peor día de mi vida ya que la quería mucho y me prometí que jamás lo volvería hacer. Después tuve a Guido, un hámster al que le construí un laberinto de botellas de plástico para que pudiera recorrer todo mi estudio y no se aburriera. También le compré una bola trasparente donde lo ponía y me seguía por todos lados. Los hámsteres no viven mucho, pero Guido era especial y vivió tres años, y cuando se salía de su jaula regresaba después de su paseo matutino. Cuando volví al Ecuador empecé a adoptar perros y por el momento tengo cinco, a los cuales los considero mis hijos. Lo sucedido la semana pasada, el hombre que acuchilló a un indefenso perro mientras un amigo de él lo filmaba al matarlo, fue para amenazar a su exnovia: lo mismo le iba a hacer a ella. Este acto constituye una alerta para todos de que algunos seres humanos han perdido lo humano. Todo ser sintiente tiene derechos y en el Ecuador se logró pasar una ley en defensa de todo ser vivo. Los rasgos de posibles criminales se pueden detectar a una temprana edad y la sociedad es responsable de que se identifique a las personas que empiezan maltratando y terminan asesinando seres indefensos por llamar la atención o por diversión. En EE. UU. y en muchos países durante la pandemia empezaron a adoptar animales para que les hagan compañía; lo triste es que cuando volvieron a su vida normal los regresaron. Me acuerdo de Bettina y todo lo que sufrió al dejarla nuevamente en el refugio y el sentido de culpabilidad que tuve y tengo por no haber luchado por ella. Cuántos animales son maltratados diariamente, abandonados a su suerte, buscando comida de la basura y esquivando autos cuando quieren cruzar una calle. La vida de ese pobre perrito que estaba maltratado, terminó en el momento que le clavaron el primer puñal; los siguientes son una enseñanza para todos de que la vida para muchos no vale nada y con la muerte creen dar un ejemplo de poder.