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Avatar del Larissa Marangoni

El ser humano se alimenta de la fragilidad de los otros y esa sensación de poder lo transforma en monstruo. Su ego se alimenta de la sumisión, el rechazo y el dolor.

Cuando hice mi maestría en la Universidad de Syracuse daba tres clases además de mis estudios, porque tenía una beca y era un requerimiento. Me encantó ser profesora, pero más me gustó cómo nos entrenaron para no abusar de nuestra jerarquía y tener mucho cuidado en cómo nos dirigíamos a los estudiantes, hasta cómo los teníamos que abordar y cuán separados debíamos estar. No podías apoyarte en la pared con la mano ni con el cuerpo para no hacer sentir acorralado al estudiante, ni invadir su espacio. Es interesante cómo en nuestro país ese espacio es invadido diariamente con intimidaciones, insinuaciones y peor, con abuso de poder. Como el caso del difunto lobista a quien en algunos videos se lo mostraba acosando a mujeres en su oficina. Un video muestra cuando le están haciendo sexo oral y otro cuando llevaba a una atrás de la puerta para tener un minuto de placer. Usaba sus influencias por ser familiar de una autoridad para aprovecharse de las mujeres. Un círculo vicioso de dinero, poder y corrupción. Los espacios de trabajo son utilizados para estos actos donde el poder extorsiona, soportando la vergüenza y trauma de los abusados. Ha pasado con presidentes, que fueron denunciados por acosar a pasantes, justamente en espacios emblemáticos, siendo irrespetados, manchándolos literalmente con enfermizas necesidades que destruyen la imagen de cualquiera de por vida. Está el caso de la adolescente Paola Guzmán, que se suicidó a los 16 años debido al abuso permanente que sufrió por parte de una autoridad de su colegio; al quedar embarazada y humillada, decidió quitarse la vida. 

El ser humano se alimenta de la fragilidad de los otros y esa sensación de poder lo transforma en monstruo. Su ego se alimenta de la sumisión, el rechazo y el dolor. Hay miles de historias de hombres y mujeres que han tenido que doblegarse ante las presiones de jefes, compañeros de trabajo, aceptando abusos para no ser despedidos. Es una sociedad que olvida lo que otros han hecho y pone como ejemplo solo una imagen, eliminando de su memoria lo que hicieron y el mundo paralelo en que viven. Una sociedad con hambre de poder, vacunada ante el dolor de otros seres, donde existe el minuto de fama; harán todo lo posible para lograrlo.