Leo Stagg Stagg | El golazo de la Junta

...cuando un niño encuentra en el fútbol un camino lejos de la violencia y la desesperanza, Ecuador gana
Hay goles que no se gritan en un estadio, pero cambian vidas. Goles que no se anotan en una final, pero construyen futuros. Hay un equipo que está cambiando la historia del fútbol ecuatoriano de la manera más grande y noble posible. No juega en la Serie A, pero sus victorias son mucho más importantes. Ese equipo es la Junta de Beneficencia de Guayaquil, y su obra merece el aplauso de todo un país.
Hace dos años, la Junta emprendió un sueño: usar el fútbol para transformar vidas. No como una simple actividad recreativa, sino como un motor de cambio social. Hoy, gracias a este proyecto, 10.500 niños y jóvenes de escasos recursos entrenan en 21 sedes que se han levantado con esfuerzo, encontrando algo más que un balón y una cancha: encuentran una oportunidad, un propósito, una esperanza.
El fútbol en la Junta no es solo un deporte. Es educación, salud, nutrición, disciplina y familia.
En un país donde muchos talentos se pierden por falta de oportunidades, la Junta decidió cambiar la historia. Con 170 entrenadores certificados y el respaldo del Atlético de Madrid, este proyecto se ha convertido en el semillero más grande del Ecuador y, seguramente, de toda América. 14 jóvenes han sido becados para entrenar en España, cumpliendo un sueño que antes parecía imposible.
Nuestro país sigue lidiando con la delincuencia, el lastre de la corrupción y los desafíos de su gente. Pero entre todo eso, hay historias que brillan, que nos recuerdan lo mejor de nosotros y que demuestran que sí es posible cambiar realidades.
La Junta de Beneficencia está haciendo lo que Ecuador necesita: invertir en su gente, en su niñez, en su futuro. Este proyecto es un faro en medio de la tormenta y no puede pasar desapercibido.
Apoyar esta iniciativa no es una opción, es un deber. Porque cuando un niño encuentra en el fútbol un camino lejos de la violencia y la desesperanza, Ecuador gana.
Los chicos de la Junta no corren solo detrás de un balón. Corren detrás de un sueño. Y cuando saben que alguien cree en ellos, todo es posible.
La Junta ha marcado un golazo. Ahora nos toca a todos jugar en el mismo equipo.