Leo Stagg | 7.379 vidas enterradas
Es inaceptable que un régimen que se presentó como salvador de la patria haya enterrado la verdad...
Una reciente investigación periodística realizada por Arduino Tomasi ha revelado que durante el gobierno de Rafael Correa se ocultaron 7.379 crímenes. Este hecho constituye una afrenta imperdonable al pueblo ecuatoriano. No estamos hablando de simples errores administrativos o políticos. ¡Hablamos de miles de vidas perdidas! Personas cuyas muertes fueron silenciadas, víctimas de la violencia, el narcotráfico y la impunidad. El correísmo no solo permitió que esto sucediera, sino que activamente lo encubrió. Es inaceptable que un régimen que se presentó como salvador de la patria haya enterrado la verdad junto a las víctimas a las que juró proteger.
Esta investigación demuestra cómo durante el mandato de Correa la criminalidad creció sin control. Su gobierno pactó con narcotraficantes, disfrazando estos acuerdos de corrupción bajo el nombre de “procesos de paz”. Las cifras hablan por sí solas: mientras las capturas de droga disminuían dramáticamente, los homicidios y desapariciones alcanzaban niveles alarmantes. La salida de la base militar de Estados Unidos en Manta en 2009 marcó el inicio de una ‘pax narco’ (una aparente calma creada por acuerdos entre grupos criminales y el poder político), donde los carteles encontraron un terreno fértil para expandir sus actividades. Este no es un asunto que pueda ignorarse ni tratarse con suavidad. El correísmo debe ser expuesto por lo que realmente es: un régimen criminal que negoció con narcotraficantes, traicionando al país y permitiendo que miles de ecuatorianos murieran sin justicia. ¡Más de siete mil crímenes! Esto no puede quedar impune, y no se debe permitir que un proyecto político tan nefasto vuelva a gobernar Ecuador.
La investigación de Arduino Tomasi ha sacado a la luz la magnitud de la tragedia: trata de menores, desapariciones masivas, asesinatos encubiertos. El correísmo intentó silenciar todo esto, pero ya no más. El pueblo ecuatoriano debe exigir justicia, castigar a los responsables y, sobre todo, asegurarse de que nunca más un régimen como el de Correa tenga la oportunidad de sumir al país en el caos y la violencia. Es momento de que el Ecuador, con memoria y coraje, cierre definitivamente este capítulo oscuro y evite que quienes traicionaron al país vuelvan a sentarse en el poder.