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Leo Stagg: Que despierten los talentos

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La presencia de individuos corruptos no debe ser un obstáculo, sino una motivación para actuar

La parábola de los talentos, narrada en el Evangelio de Mateo, cuenta la historia de un hombre que confía sus bienes a tres siervos antes de emprender un viaje. A uno le da cinco talentos, a otro dos y al tercero uno. Los dos primeros siervos invierten sabiamente y duplican lo recibido, mientras que el tercero, por temor, esconde su talento y no genera ganancia. Al regresar, el amo recompensa a los siervos diligentes y castiga al que enterró su talento.

Esta parábola nos recuerda la importancia de usar nuestras habilidades y recursos. En el contexto ecuatoriano, su mensaje es muy relevante. Ecuador enfrenta grandes desafíos políticos y sociales, y es necesario que aquellos con talento, visión y ética se involucren en la política.

Ecuador necesita líderes con habilidades técnicas, comprensión de los problemas sociales y una genuina voluntad de servir. Hoy, más que nunca, es vital que los ecuatorianos talentosos superen el miedo y la apatía que pueden llevarlos a enterrar sus dotes. El país requiere mentes brillantes, capaces de innovar y encontrar soluciones efectivas a problemas complejos.

Debemos perder el miedo de enfrentarnos con gente mala. La presencia de individuos corruptos no debe ser un obstáculo, sino una motivación para actuar. Si los buenos y talentosos se retiran por miedo, perderemos al país en manos de quienes no tienen interés en su bienestar.

En Ecuador ya no podemos permitirnos la inacción. Cada talento desperdiciado es una oportunidad perdida para mejorar nuestra sociedad. Cada ecuatoriano talentoso tiene el deber de involucrarse y aportar desde su trinchera, ya sea a través de la participación directa en cargos públicos, la contribución desde la academia, o el apoyo a iniciativas comunitarias.

Para transformar nuestro país, necesitamos una nueva generación de políticos que sean hábiles, íntegros y visionarios. La política ecuatoriana debe renovarse con personas que entiendan que el verdadero poder radica en el servicio a los demás.

En conclusión, la parábola de los talentos nos recuerda que nuestras habilidades y capacidades no son para ser guardadas, sino para ser utilizadas al máximo. No dejemos que nuestros talentos se pierdan; hagamos de ellos una fuerza transformadora en beneficio del Ecuador. Aún estamos a tiempo.