Leo Stagg: “Es el ideal, pero no gana”
El cambio comienza por nosotros. Como ciudadanos, tenemos el deber y la capacidad de transformar la manera en que elegimos
Vivimos en un país que merece más. Un país lleno de personas trabajadoras, resilientes y con sueños de cambio.
Sin embargo, demasiadas veces el presidente ideal no llega al poder. No porque le falte preparación, honestidad o liderazgo, sino porque las reglas del juego político lo colocan en desventaja frente a quienes tienen recursos ilimitados, estrategias populistas y promesas vacías.
El presidente ideal no gana porque no le damos el espacio que necesita.
No escuchamos sus propuestas, no reconocemos su visión.
No gana porque su campaña no está respaldada por millones, sino por principios y la convicción de transformar.
No gana porque los poderosos prefieren a alguien que siga sus intereses, no a quien tiene la fuerza para romper lo establecido y construir un futuro diferente.
Pero esto no está escrito en piedra.
El cambio comienza por nosotros.
Como ciudadanos, tenemos el deber y la capacidad de transformar la manera en que elegimos.
Nuestro futuro no depende solo de los candidatos, sino de nuestro compromiso con un país mejor.
La indiferencia ya no es una opción.
Es el momento de actuar, de dejar atrás la comodidad y apoyar al presidente ideal, ese líder que combina honestidad, visión y preparación; que tiene la fuerza para enfrentar crisis y encontrar soluciones reales.
Si seguimos conformándonos con lo ‘posible’ o lo ‘seguro’, estaremos renunciando al Ecuador que soñamos.
Este país, nuestro país, merece más.
Es hora de escuchar, reflexionar y darle una oportunidad a quienes tienen el corazón y la mente para liderar.
Hoy enfrentamos una decisión crucial: ¿dejaremos que otros sigan definiendo nuestro destino o asumiremos la responsabilidad de cambiarlo?
Apostemos por el presidente ideal, no porque sea lo más sencillo, sino porque es lo correcto.
El futuro está en nuestras manos. Que esta vez, sí gane.