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Leo Stagg: ‘It’s a wonderful life’

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Nos recuerda que, incluso en los momentos más oscuros, nuestras vidas tienen propósito e impacto

Hay películas capaces de cambiar nuestra forma de ver la vida. Para mí, ‘It’s a wonderful life’ (¡Qué bello es vivir! - 1946) es una de esas joyas cinematográficas que trascienden el tiempo. Aunque fue filmada hace casi 80 años, su mensaje sigue vigente y poderoso.

La historia sigue a George Bailey, un hombre que siempre puso las necesidades de los demás por encima de sus propios sueños. Renunció a sus anhelos para ayudar a su familia y a su comunidad en Bedford Falls. Sin embargo, una Navidad difícil debido a problemas financieros y la desesperación lo llevan al borde de la rendición. Convencido de que su vida no tenía sentido, George pensó que hubiera sido mejor no haber nacido. Entonces aparece Clarence, su ángel guardián enviado por Dios, quien le muestra una realidad donde él nunca existió. George descubre con asombro que muchas vidas habrían cambiado para peor sin su presencia. Su hermano menor, a quien salvó de un lago congelado en la infancia, no habría sobrevivido ni rescatado a un grupo de soldados en la guerra. El farmacéutico del pueblo, a quien evitó cometer un error fatal al confundir un medicamento, habría arruinado su vida por la culpa. Bedford Falls, sin su lucha y liderazgo, se habría convertido en un lugar sombrío, dominado por la avaricia y la corrupción. Todo lo que hizo, sin darse cuenta había dejado una huella imborrable y, sin él, el mundo habría sido un lugar más frío e injusto. Al ver cuántas vidas tocó con sus actos de bondad, George comprende el verdadero valor de su existencia. Regresa a su realidad con gratitud y se reúne con su familia y amigos. Rodeado por aquellos a quienes ayudó, se da cuenta de que es el hombre más rico de la ciudad, no por dinero, sino por el amor que ha cultivado. Clarence le deja un mensaje: “Ningún hombre es un fracaso si tiene amigos”.

‘It’s a wonderful life’ es un canto a la esperanza y a la importancia de cada persona en la vida de los demás. Nos recuerda que, incluso en los momentos más oscuros, nuestras vidas tienen propósito e impacto.

Mi papá me enseñó esta película, y desde entonces, cada vez que puedo la veo con las personas que amo y que han sido importantes en mi vida. Porque mientras haya amor, mientras haya quienes nos necesiten, la vida sigue siendo una oportunidad.

‘It’s a wonderful life’.