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Leo Stagg | ¡En la lucha!

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En estos momentos difíciles, la lucha no es solo personal, sino colectiva. Necesitamos unirnos y trabajar juntos

En 2016 perdí a mi papá, mi guía y mi ejemplo en todo. Un profesional admirable, honesto, deportista y querido por todos. En 2014 le diagnosticaron cáncer terminal. Al principio, le dieron dos meses de vida, pero su increíble fortaleza y deseos de vivir le permitieron superar todas las expectativas, sobreviviendo dos años más. Fueron años durísimos, pero también llenos de momentos inolvidables.

¿Por qué inolvidables? Porque mi papá, con su fuerza y optimismo, transformó cada día en una lección de vida. A pesar de los dolores, los efectos devastadores de la radioterapia y la quimioterapia, la pérdida de una pierna y la falta de un seguro que cubriera su enfermedad, siempre mostró gratitud por cada amanecer y una inmensa voluntad de disfrutar cada momento. Cada día se levantaba decidido a trabajar y superarse a sí mismo, demostrando una perseverancia inquebrantable. Cada vez que le preguntaban cómo estaba, él respondía: “¡En la lucha!”

Su actitud fue un testimonio de que, sin importar cuán difíciles sean las circunstancias, podemos enfrentarlas con valor y positividad. Podemos encontrar la belleza en medio de la adversidad y ser felices pese a todo. Su ejemplo nos enseñó que en las pruebas más duras, se esconde la oportunidad de crecer y valorar lo que realmente importa.

Hoy Ecuador enfrenta tiempos críticos. El crimen organizado y la delincuencia nos tienen sumidos en la incertidumbre, sin una respuesta clara del Gobierno. La inseguridad, la falta de oportunidades y la inestabilidad afectan a los sectores más vulnerables de nuestra sociedad. Sin embargo, esta crisis me recuerda la lucha incansable de mi papá. Ante esta adversidad, seguiré su ejemplo. Quiero luchar con la misma determinación y esperanza que él mostró cada día.

En estos momentos difíciles, la lucha no es solo personal, sino colectiva. Necesitamos unirnos y trabajar juntos para superar las adversidades. Comprometámonos a luchar por cada ecuatoriano que enfrenta dificultades, con aquellos que sufren y con aquellos que esperan un cambio. Juntos podemos hacer de Ecuador un lugar mejor. Porque, al igual que mi papá, creo que en la adversidad encontramos nuestra verdadera fuerza y capacidad para transformar nuestro entorno. ¡Empieza la lucha!