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Leo Stagg: Estiaje delator

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...la burocracia continúa frenando la inversión privada, impidiendo cualquier intento de modernización y progreso

En Ecuador el sector energético enfrenta una crisis que va mucho más allá del estiaje que se avecina. El verdadero enemigo no es la naturaleza, sino la corrupción y la burocracia que han penetrado nuestras empresas públicas de energía, frenando el progreso y afectando directamente la eficiencia y estabilidad del sistema.

El sector privado, pieza clave para el desarrollo económico, ha sido uno de los más perjudicados. Industrias vitales como el camarón, petróleo, minería y agricultura nunca han estado debidamente conectadas al Sistema Nacional Interconectado de Electricidad. A pesar de la existencia de un Plan Maestro de Electricidad, este nunca ha sido ejecutado, convirtiéndose en un cúmulo de promesas rotas y abandonadas.

Es fundamental destacar la ardua labor del actual ministro de Energía, Antonio Gonçalves, quien ha asumido este reto con una valentía inquebrantable. A pesar de no ser responsable de la crisis energética heredada tras años de malas decisiones y negligencia, Gonçalves ha enfrentado la situación con un liderazgo firme, sin titubear ante la magnitud del desafío. Su esfuerzo por reencauzar el sector energético no solo es necesario, sino también un acto de valentía frente a un sistema corroído por la ineficiencia y la corrupción.

Por otro lado, en el sector eléctrico, los trabajadores sindicalizados perciben sueldos que superan en un 260 % al del presidente de la República, una disparidad que resalta la falta de equilibrio en la asignación de recursos. A la par, la burocracia continúa frenando la inversión privada, impidiendo cualquier intento de modernización y progreso en el sector.

Proyectos hidroeléctricos emblemáticos enfrentan retrasos significativos debido a las trabas burocráticas, las mafias enquistadas en el sector y la falta de voluntad política. Al mismo tiempo, nuestra principal central hidroeléctrica sufre graves problemas estructurales. La constante amenaza de apagones eléctricos genera incertidumbre en la población y frena el desarrollo económico y social del país.

Ecuador necesita un sistema energético fuerte, confiable y libre de corrupción y burocracia. Las reformas no pueden esperar. Aunque el estiaje es un desafío temporal, los problemas estructurales requieren soluciones inmediatas. Solo así garantizaremos la energía necesaria para que Ecuador prospere.