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Lourdes Luque | ¡Bravo diario EXPRESO!

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Vengo aplaudiendo el detalle que con tanto profesionalismo resalta la labor de organizaciones no gubernamentales

Hace poco leía la teoría Ostrom. Elinor Ostrom fue la primera mujer en ganar un Nobel de economía en el 2009.

La teoría que le mereció el Nobel era opuesta a la teoría de la tragedia de los comunes, que había enunciado Garret Hardin.

La Teoría del Bien Común gobernado por las comunidades, ordenadas y con arreglos institucionales eficientes y contratos entre las partes puede tener mucho más éxito que un bien administrado solamente por el Estado, o solamente por el mercado.

Si bien Elinor desarrolló su teoría para los recursos naturales, bien puede ser aplicada con los recursos sociales y para el bienestar general.

Su libro maestro se llama el Gobierno de los bienes comunes.

Hace unos días tuve el orgullo de ser invitada nuevamente a un evento de Acorvol, para compartir con ese grupo de magníficos seres humanos que son el respaldo de filantropía que aún nos hace orgullosos de ser guayaquileños. Compartir la mesa con la Junta de Beneficencia de Guayaquil, así como con el Benemérito Cuerpo de Bomberos, hizo nuevamente renacer en todos los presentes ese espíritu de búsqueda del bien común.

 Por ello, desde hace varias semanas, en la sección social del diario vengo aplaudiendo el detalle que con tanto profesionalismo resalta la labor de organizaciones no gubernamentales que trabajan sin desmayo por aliviar las crisis que sienten los ciudadanos en mayor riesgo y condición de pobreza de nuestra ciudad.

Y ¿qué otra cosa es el trabajo de ese ejército silencioso de cientos de oenegés, que tener esos arreglos entre sus instituciones, las familias y comunidades para equilibrar la ausencia del Estado o del mercado? Es justo la aplicación de la Teoría Ostrom.

Por ello mi aplauso al diario, más allá de garantizar esos espacios que son un deleite de paz y que son un manual de enseñanza de que desde cualquier rincón de la patria podemos ayudar a los más desvalidos.

Ojalá que muchos comprendamos que llegó la hora de sumar. ¡Siempre se puede hacer el bien!