Si Hannah Arendt viviera

Avatar del Lourdes Luque

La cuestión, no es si alguien es bueno o malo, sino si su conducta es buena para el mundo en que vive.

Hannah Arendt fue una filosofa alemana judía que vivió desde 1906 hasta 1975. Le tocó vivir la primera y la segunda guerras mundiales, y murió el mismo año en que los americanos dejaron Vietnam. Inició sus estudios de filosofía y se enamoró de su profesor Heidegger, quien por causas del plan divino se convierte luego en el filósofo del partido nazi, que la persiguió, deportó, encarceló, la envió a un campo de concentración, de donde escapó para ir a vivir una vida de reconocimientos en los Estados Unidos.

¿Qué la hace tan interesante como para dedicarle la primera columna del 2020? Su resiliencia, sus mensajes y su forma de ver la política, pues puede ser una guía para nuestro nuevo año.

Arendt, en su obra, nos trae conceptos actuales: solo podemos alcanzar desarrollo humano en lo plural, o sea en nuestra relación con los demás, ya que tenemos un mundo único y compartido en donde nuestra identidad se revela a los demás al consolidar espacios en libertad. Por eso toda su obra es una constante llamada a no ser simples espectadores de lo que ocurre, sino que nos llama a actuar; en un marco que llama responsabilidad colectiva moral, cívica y política. Sus análisis también nos alertan sobre la mentira en la política, elementos como la ideología nazi, Watergate o las mentiras americanas para la guerra con Vietnam; como las señales rojas que no deben ser transgredidas.

¿Qué pensaría ella de las redes sociales y la posverdad? Ante su sufrida vida de judía perseguida, advierte también que el caldo de cultivo del totalitarismo que desnuda los problemas históricos no resueltos está sobre todo en el individualismo y la sola preocupación del interés personal o privado, al menos así lo vivió ella con el nazismo. El antídoto esta justamente en lo que llama el rol del ciudadano en la esfera de lo público. Ciudadanos con derecho a tener derechos.

“La cuestión no es si alguien es bueno o malo, sino si su conducta es buena para el mundo en que vive”. ¿Hacemos un esfuerzo en enfocar nuestras acciones en este 2020 del bicentenario y de campaña electoral para ser buenos para el mundo que nos toca vivir?