Las lecciones de Daniel

Uno: la marca sí importa. Y Noboa ya era una marca conocida para los ecuatorianos. Su padre popularizó su nombre en varias campañas electorales desde 1998. Su madre, a través de decenas de años de trabajo humanitario; su abuelo, al haber sido el empresario ejemplar que aún hoy es reconocido como el mejor de todos los tiempos; su tía, una mujer que no se cansa de innovar y transformar al país con su grupo empresarial. Paralelo a su familia, las presidencias de dos presidentes Noboa son reconocidas como muy buenas.

Dos: nunca dejes de prepararte. Entonces, no importando si ya tienes una marca, nunca dejes de aprender. Así, a sus 35 años, sus pasos obtuvieron títulos en la Universidad de Nueva York, Kellogg School, Harvard, y George Washington University; sus estudios lo encaminan a la gestión pública.

Tres: entrenamiento permanente. A más de su empresa propia, tal cual el Daniel bíblico, se metió en el foso de los leones, llamado Asamblea Nacional. Todo lo que le faltaba de astucia política lo obtuvo en esos dos años navegando con tiburones.

Cuatro: escucha atenta a los votantes. Recogió lo mejor de la estructura partidista de las campañas de su padre y su desempeño en las herramientas populistas, lo que le permitió esa conexión directa con los sectores más marginados del país.

Quinto: su apuesta por los jóvenes. Así, ante el desencanto de los jóvenes que no se veían identificados por la confrontación entre dos bandos, llega el potencial presidente más joven de la República con el mensaje de -llegó la esperanza que todos queremos- hablándole a los jóvenes de recuperar el ADN luchador, pero pacífico, de los ecuatorianos y de buscar un gran acuerdo democrático nacional.

Sexto: factor sorpresa. Todo lo anterior lo hizo con tan bajo perfil que sorprendió a todos los estrategas políticos y a los cuartos de guerra de los demás candidatos, quienes quedaron totalmente perdidos ante su demencial crecimiento. Solo después del debate, se percataron de él. Pero ya fue tarde. Aún siguen en el cuartel definiendo cómo lo enfrentan.

Seis lecciones de Daniel Noboa. ¿Le bastará para llegar a Carondelet? Veamos.