Psicología del rumor
Así se corrió el rumor en la Alemania Nazi de que los judíos eran los enemigos de la raza aria. Ese rumor llevo a la noche de los cristales rotos
Los judíos tienen mucho poder, los judíos controlan la economía, los judíos son dueños de los medios de comunicación, los judíos manejan los gobiernos… Así se corrió el rumor en la Alemania nazi de que los judíos eran los enemigos de la raza aria. Ese rumor llevó a la Noche de los cristales rotos. La fatídica noche del 9 al 10 de noviembre de 1938 fue el inicio de una oleada de violencia antisemita. En las siguientes horas y días, grupos organizados de nazis causaron estragos en las vidas de los judíos. Se incendiaron cientos de sinagogas. Destrozaron miles de negocios de judíos, rompiendo los vidrios de los aparadores. Causaron daños en cementerios y casas de judíos. Cientos de judíos murieron durante la ‘Kristallnacht’ y posteriormente miles de campos de concentración se instalaron llevando a la muerte a 6 millones de judíos, de los cuales un millón y medio fueron niños.
¿Cómo sucumbió el muy ilustrado pueblo alemán ante tal barbaridad? Goebbels responde: “Repite una mentira con suficiente frecuencia y se convierte en verdad”. Cientos de estudios analizaron la estrategia nazi. Lamentablemente, indeseables comunicadores la usan hoy en sus estrategias.
Regresemos al 2023, lugar: Ecuador. Escena familiar, tranquilo en tu entorno; de repente llega un querido amigo y te cuenta las últimas ultraconfirmadas noticias. Que los indígenas ya en oleadas caminan a Quito, que la operación del presidente fue un fraude, que se abastezcan de combustible porque habrá escasez, que no compren tal arroz porque viene envenenado... Todos estos rumores en una sola semana.
Son rumores que no pasan ni la más elemental prueba de rigor científico, ni siquiera de lógica elemental. A veces lo que escuchamos es un insulto a la inteligencia. Pero allí vamos, divulgando, comentando y creando más caos del que necesitamos.
Amigos, la pobreza nuestra es mental y cultural. Hagámonos un favor y no demos cabida a estos actos de perversidad; aprendamos a parar a raya rumores que siguen evidenciando nuestra falta de valores y de cultura.
Decía Schopenhauer: “La cantidad de rumores inútiles que un hombre puede soportar es inversamente proporcional a su inteligencia”.