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Luis Sarrazín | A la carga

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Se ha desatado una guerra encarnizada en las redes con motivo las próximas elecciones presidenciales

Luego del debate, estaremos ante una elección vital para con los ecuatorianos que anhelamos ver resurgir un nuevo país, aquel de la fisonomía clásica que conocimos hace algunas décadas, donde había orden, disciplina y respeto hacia los funcionarios importantes y las instituciones encargadas de velar por el bienestar de la nación.

Desafortunadamente, todo ha cambiado y aunque parezca increíble, estamos viviendo en medio de una selva de androides dirigidos gracias a una ‘medalaganitis’ galopante y guiados por una especie de buldóceres anencéfalos, que al igual que el flautista de Hamelín, dirigen a las masas al despeñadero, con miras a reciclar algo de los escombros para saciar sus desmedidas ambiciones.

Espanta ver a esa dama impoluta, pasearse hoy, sin sus clásicas venda y báscula, con la ropa hecha jirones, carente de respetabilidad, arrojada al suelo y violada por sus hijos, que, al momento de recibir el birrete, juraron defender y respetar las leyes y la Constitución.

Tenemos un CPCCS inoperante y orientado hacia el logro de sus voraces apetitos, donde lo blanco es negro o viceversa y que actúa a base de consignas inconfesables, un Consejo de la Judicatura que pisoteó a Baldor, trasformando en mayoría el dos entre cinco y en donde se persigue a funcionarios gracias a un deseo putrefacto de hacer el mal.

Se ha desatado una guerra encarnizada en las redes con motivo las próximas elecciones presidenciales, donde las consideraciones elementales y el respeto a la honra son pisoteados con verdadera saña y en donde se escuchan sonidos de autoatentados y otros trucos inconfesables y absurdos, para evitar hacer frente a responsabilidades de orden político-electoral.

Tenemos candidato con méritos propios, con cualidades y virtudes que lo convierten en una excelente opción que debemos apoyar masivamente todos aquellos que amamos al Ecuador, dándole el voto en la búsqueda de un verdadero progreso de la sociedad ecuatoriana, en donde sus hijos puedan volver a respirar aires de paz, respeto, honorabilidad, orden y una muy justa como necesaria tranquilidad.

Y sigo andando…