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Luis Sarrazín | Conflicto

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El Gobierno ha tenido el descaro de hacer comprar bonos del Estado al Biess

El conflicto entre el IESS y el Gobierno en relación a la deuda existente no tiene arreglo hasta la fecha y los ciudadanos somos partidarios de soluciones radicales; y ante las fallas legales, debe promoverse una reforma de la legislación del IESS para blindar sus valores y hacerlos inaccesibles a los apetitos voraces de los gobiernos de turno, que cada vez que necesitan recursos le echan la mano a la caja de la Seguridad Social, llevándose cuanto desean de los valores sagrados e intocables que pertenecen a los derechohabientes.

Tanto afiliados como jubilados estamos sufriendo las consecuencias de gobiernos que desde hace lustros consideraron como propios los fondos que no eran de ellos, dando origen a una deuda que un matutino de la localidad la sitúa en USD 10.151 millones, cifra incorrecta, pues de acuerdo a los cálculos reales, la deuda total de Estado para con el IESS es de USD 12.830’180.934,24 millones, debiéndose establecer claramente que la morosidad del Gobierno en relación al pago de la deuda y de sus obligaciones ha descapitalizado peligrosamente a la institución, afectando su sostenibilidad financiera.

Pese a no haberse transferido al IESS lo correspondiente al aporte del 40 % y otros rubros, el Gobierno ha tenido el descaro de hacer comprar bonos del Estado al Biess, comprometiendo recursos institucionales y obteniendo un gran beneficio en pro de la financiación del presupuesto del Estado por un valor total de USD 2.877 millones, mutilando una vez más los haberes de los afiliados y beneficiarios del IESS.

El presidente Guillermo Lasso, pese a su excelente formación financiera, ha enviado a la Corte Constitucional un decreto ley en cuyo art. 31 y disposición décimo quinta, se establece la prohibición de cobrar intereses al Estado por deudas.

Nada más absurdo, inverosímil y atentatorio contra preceptos universales que establecen que todo atraso en una operación financiera genera intereses y adicionalmente moras.

¡Este irracional decreto no pasará!

Y sigo andando…