Luis Sarrazín: El León Becerra
Qué importante sería la existencia de una verdadera justicia que sancione la corrupción en el Ecuador
El hospital León Becerra ha sido sometido a un proceso permanente de torturas, al igual que aquellos avezados criminales a los que se hace sufrir en las mazmorras ante la esperanza de que declaren cuanto ansían sus captores.
Fundado por la Sociedad Protectora de la Infancia, se dedicó a servir a la niñez del Guayas y zonas aledañas, convirtiéndose además en un crisol formador de pediatras bajo las enseñanzas de aquellos brillantes maestros de la Pediatría, tales como los doctores Alfredo Ceballos Carrión, Manuel I. Gómez Lince, Isidoro Martínez Mackliff en el área médica, y el doctor Francisco Rizzo Velasco en el área quirúrgica.
Con el devenir de los tiempos, pasó a ser un hospital general que atendía tanto adultos como niños, vinculándose con fundaciones de varios países, con los cuales desarrolló una serie de actividades de gran envergadura y jerarquía profesional, quedando bajo la dependencia del Ministerio de Salud, momento en el que se inició su calvario interminable.
La situación actual, tremendamente crítica, está dada por la presencia de su personal impago desde hace más de un año: cerca de 300 empleados, entre médicos, cirujanos, enfermeras profesionales y auxiliares que enfrentan la atención de cerca de 70 niños a quienes asiste en parte la Fundación Inés Chambers.
Los últimos ministros, incluyendo el actual, han brillado por su irresponsabilidad e indolencia al no cumplir con las tareas y objetivos inherentes a su cargo, cerrando cruelmente los ojos ante esta realidad escalofriante, deleitándose al ver laborar a quienes no reciben la remuneración a la que tienen derecho y que angustiosamente se debaten sin poder hacer frente a sus obligaciones familiares.
Ricardo Koenig, con espíritu de vencedor, no se amilana y trata de sostener al hospital, el cual se mantiene en terapia intensiva gracias a un pérfido y miserable ministerio al que le importa un carajo la salud, la vida y estabilidad de cientos de compatriotas en pleno abandono.
¡Qué importante sería la existencia de una verdadera justicia que sancione la corrupción en el Ecuador.!
Y sigo andando…