Luis Sarrazín: La ley del embudo
¿No sería lógico el poder cruzar cuentas para así aliviar en algo la carga financiera institucional?
Algún día, el Ecuador será dirigido por un presidente cumplidor de sus promesas, que gobernará con rectitud, solvencia moral y excelentes ejecutorias, rodeándose de un verdadero gabinete, conformado por personas experimentadas, conocedoras de lo que será su cometido, quienes honrarán la confianza depositada en ellos, haciendo una gestión verdaderamente honesta y patriótica.
La problemática actual ha sido, sin duda, heredada de gobiernos anteriores, alguno de los cuales prostituyó los más sagrados principios de una verdadera administración pública, feriando de la manera más impúdica nuestros recursos.
Existen sin duda al momento compromisos ineludibles del gobierno frente a diversos acreedores, que se han convertido en crueles y miserables incumplimientos, que amenazan la sobrevida de una serie de instituciones y de manera particular, las relacionadas con la salud poblacional.
Hay una institución a la que el MSP y el IESS adeuda cerca de $ 190 millones y no realizan abono alguno desde el año pasado; en algún momento, han pagado algo en bonos que sus respectivos acreedores no desean recibir, ya que siendo papeles castigados al momento en el mercado con un 22 %, el aceptarlos sería una especie de harakiri financiero.
Por otra parte, el IESS cruel y maléficamente nos obliga por concepto de aportes a pagarle $ 2’400.000 mensuales y cobra intereses de mora por un día de atraso en los pagos, no teniendo empacho en amenazar con glosas, embargos, remates y hasta congelación de cuentas, etc., a sus deudores, aplicando con delirio, esta conocida ley sin misericordia alguna. ¿No sería lógico el poder cruzar cuentas para así aliviar en algo la carga financiera institucional?
Antes de instrumentar reformas, algunas de las cuales son absurdas, tanto el IESS como el MSP, deberían diseñar un programa financiero que contemple pagos oportunos y secuenciales que les permitan ir poniéndose al día en relación a su monstruosa deuda, con el fin de evitar que los pacientes que se dializan empiecen a morir y el resto de enfermos no se agraven y fallezcan.
Y sigo andando…
