Luis Sarrazín: El Medio Oriente

El mensaje de paz y coexistencia debe ser entendido, aceptado y respetado por todos
El Medio Oriente bien podría ser considerado una hoguera permanente con altos y bajos de incandescencia, ya que muy pocos no han entendido ni querido aceptar la existencia de fanáticos árabes y palestinos como Hizbulá, Hamás, al Fatah y la Brigada de los mártires de al Aqsa, así como la presencia de ortodoxos extremos, en calidad de agitadores que mantienen un belicismo fratricida.
Vale la pena hacer notar el acendrado patriotismo de los israelíes; basta mencionar que en el último Yom Kipur, cerca de 1.000 jóvenes judíos que estudiaban o laboraban en el exterior, abandonaron sus obligaciones, dirigiéndose a Israel para enrolarse de inmediato en las brigadas que enfrentaban la guerra.
Cursando mi posgrado me tocó, en 1967, durante la guerra del Yom Kipur, atender la invitación del Dr. Efraín Shor Pinsker, MTC de Cirugía del Hospital donde yo trabajaba, para ir al hotel María Isabel y ver la colecta en favor de Israel. Había tres salas rotuladas de 1 a 10.000, de 10.000 a 100.000 y más de 100.000.
Él entró en la primera y entregó medio salario, llamándome la atención la tercera en el momento en que una persona se levantó y dijo: “Yo contribuyo con un Kfir”.
El conflicto continúa, dada la hostilidad de las naciones árabes, agravada por el ataque terrorista y sanguinario de los fedayines de al Fatah y del grupo Hamás, que son en extremo sangrientos.
Los tambores de guerra resuenan en el Medio Oriente con sus notas fúnebres ante la presencia de niños decapitados, cadáveres dispersos y rehenes injustamente apresados, como parte de actitudes rayanas en el fanatismo, que con odio buscan únicamente la destrucción del pueblo judío.
¡Qué maravilloso sería ver emerger la paz de la sangre derramada por tantos y tantos, soldados, hombres, mujeres y niños sacrificados desde hace más de medio siglo debido a la crueldad de estos enfrentamientos, con el agravante de que históricamente ha quedado absolutamente demostrado que las guerras no han sido capaces de solucionar conflicto alguno.
El mensaje de paz y coexistencia debe ser entendido, aceptado y respetado por todos.
Y sigo andando…