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Luis Sarrazín: Memé Dávila

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Mujer de familia, de refinado espíritu y alma grande, se distinguió como alumna del Conservatorio Nacional de Músic

La música ha sido y será hasta la consumación de los siglos, el bálsamo que enaltece el espíritu y apacigua el alma, transportándolos a un nirvana de alegría, paz y remanso; capaz de apaciguar las penas y sublimar las alegrías de quienes se deleitan incorporándolas a su ser.

Por el asma, pasé mi infancia en Quito y habité muy cerca de mi tía, doña Memé Dávila de Burbano (+), mujer de temple, con una vocación musical increíble y dotes excepcionales de artista, quien, dominando el piano llegó a tocar, luciéndose y haciendo vibrar espectacularmente sus cuerdas.

Concertista de elevada jerarquía, se lució en innúmeros eventos, tanto como solista, como parte de dúos, integrando conjuntos y como una verdadera virtuosa en presentaciones orquestales.

Mujer de familia, de refinado espíritu y alma grande, se distinguió como alumna del Conservatorio Nacional de Música, para luego ser su directora, convirtiendo al piano en parte esencial de su existencia y fundando su propia escuela, en donde se formaron excelentes prospectos, como mi primo, el Dr. Luis Burbano Dávila, brillante pianista y distinguido cirujano cardiovascular y bariátrico.

Impulsó la organización de la Orquesta Sinfónica Nacional, ratificada oficialmente por el Congreso Nacional en 1949, y junto a un selecto grupo de artistas fundó en 1952 la Sociedad Filarmónica de Quito.

Con motivo de la celebración del año Mozartiano, fue parte de un conjunto que deslumbró a Quito con la participación de Ernesto Xancó como cellista y los virtuosos Benejan, Plaja y Rodríguez de la Fuente en violines y viola, con quienes tuvieron varias presentaciones en el teatro Sucre, las cuales dejaron una aureola de excelsitud musical en honor al maestro.

Tocó junto a virtuosos como Claudio Arrau, George Rubinstein y otros, dejando un legado imposible de superar. Memé brilló en conciertos, recitales con la Orquesta Sinfónica, en el Club Femenino de Cultura, la Filarmónica, el Instituto de Música Sacra y en su propia academia.

Muy justo el nominarla y homenajearla entre las mujeres notables de nuestro Patrimonio Cultural.

Y sigo andando...