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Luis Sarrazín: Oscuridad

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Mientras tanto, el ministro en su poltrona, a la luz de una vela y tomándose un canelazo para el frío

El asunto no es tan sencillo como el decir “se fue la luz”, toda vez que esta oscuridad no programada tiene importantes y variadas implicaciones, muchas de ellas de tal importancia, que acarrean consecuencias a veces impredecibles.

No hay duda alguna de que la incompetencia del Gobierno ha sido notoria, dada la impreparación e inexperiencia de muchos de sus ministros, que aceptaron sus cargos sin tener el menor conocimiento de la realidad nacional y careciendo de la opción de poder recurrir a alguien en un momento crítico.

El estiaje es conocido por todos, en atención a lo cual era mandatorio que el ministro del ramo, tan pronto se posesionó, arbitrara las medidas tendientes al mantenimiento y rehabilitación integral del sistema de generación de energía y la compra de los generadores, implementos y equipos necesarios para poder responder a la demanda nacional y al fenómeno climatológico conocido desde hace lustros.

Hablábamos de beneficios y resulta que el primer impacto de la opulenta negligencia ministerial gravitó sobre la capacidad energética del país, afectando gravemente la atracción en cuanto a inversiones extranjeras, que cayeron casi en un 90 % hasta el primer semestre del 2023, siendo las ramas más afectadas la construcción y la industria manufacturera.

La legislación estatista nos tiene asfixiados y los kikuyos se divierten entregando al país un buen número de ‘horas nalga’, y en lugar de producir lo que necesitamos, siguen soñando en el nirvana de las vacas gordas correspondiente a la década robada.

Dejen a la empresa privada que participe y contribuya en la solución de la crisis, deroguen todas las disposiciones malévolas que impiden una comercialización e instalación libre de paneles solares para poder aprovechar al astro rey, que generoso nos lanza sus rayos perpendiculares para que utilicemos libremente ese privilegio geoposicional.

Mientras tanto, el ministro en su poltrona, a la luz de una vela y tomándose un canelazo para el frío, deshoja una margarita preguntándole: apagón sí, apagón no, apagón sí, para poder informarnos.

Y sigo andando…