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Luis Sarrazín | Xóchitl

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El México donde me formé, no aguanta más, miserables, canallas y traidores en el sillón del Benemérito de las Américas

Gran revuelo hay en México al término del período de López Obrador, quien luego de un desempeño gris, lleno de corrupción, maquinaciones y algunos toques de deficiencia mental no pudo violar la Constitución, al buscar desesperadamente la continuidad en el cargo y romper aquel tradicional axioma político mexicano: “Sufragio efectivo, no reelección”.

En la próxima contienda se enfrentan, Claudia Sheinbaum, la apapachada candidata de Morena, hija putativa de AMLO, a favor de quien están las estructuras del Estado, fruto de una siembra nacional y de toda la fuerza política del sexenio que termina.

Enfrentándola, tenemos a Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz, cuya popularidad va ‘in crescendo’ y que como mujer política es todo cuanto Morena hubiera soñado tener en sus filas, en tratándose de una mujer indígena, valiente, revolucionaria, heroica, inteligente, capaz, con un corazón generoso, exitosa, llena de aspiraciones, que con sufrimientos y tesón inagotables viene desde abajo, enfrentando limitaciones y vicisitudes, así como tropiezos y barreras que las ha superado de manera positiva y brillante, al haber vencido las trabas que ha encontrado a su paso, siguiendo una línea de conducta honesta, respetuosa y seria, sin hacer uso jamás del engaño o la traición.

Orientada hacia una izquierda progresista, pero bajo una óptica liberal, defiende un pensamiento de proyección social y reivindicatorio con especial osadía, pero desmarcándose como una fémina genuina, atrevida y valiente.

Para los mexicanos ella representa el sueño añorado al ser una mujer que, sin ansias de poder, piensa, habla y actúa pensando en su patria, a la que ama, y en sus conciudadanos, a quienes desea reivindicar social y económicamente.

Audaz, sin tapujos, justa y munida de una fuerza incalculable, está orientada hacia emprendimientos valiosos y en contacto con la ciencia y tecnología, al ser una ingeniera que ha sabido honrar su profesión.

El México donde me formé, no aguanta más, miserables, canallas y traidores en el sillón del Benemérito de las Américas. ¡Xóchitl, votaré por ti con el pensamiento!

Y sigo andando…